Ébano
Otros libros de la autora
Sangre de Amarras, ed Nuevo Milenio, 1989
Invierta un Hijo, Ed. Nuevo Milenio, 1991
Los Andamiajes del miedo, Ed Martín, 2002
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Una
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La decisión de Marcela de no incluir prólogo alguno en su
nuevo libro me llevó, como amigo, a preguntarme por qué. Decidí entonces
hacerle esta pequeña entrevista -en un principio a destinada a “La Avispa ” -revista de Arte y
Cultura que dirige desde el año 2000-
pero , una vez realizada, me gustó tanto que le rogué que la incluyera a
manera de introducción. He aquí algunas de sus respuestas:
Marce, ¿éstas son palabras pre eliminar o post eliminar?
Es
un libro post eliminar ya que de casi
trescientos poemas –me causa gracia porque había jurado no volver a escribir-
solo me quedé con lo esencial. Por eso no tiene un núcleo temático sino varias
secciones que han sido tramadas hasta conseguir la unidad que quería para que
conformara un poemario. Y también lo siento un libro pre eliminar porque intuyo que aún estoy a tiempo de tirar todo
esto a la basura.
No creo que tanta sensibilidad puesta
al servicio de la palabra deba ser arrojada a la basura… ¿Por qué considerás
eso?
Es que este libro
es un asco. El libro que jamás pensé publicar, que
nunca quise escribir. Pero muchas veces la literatura nos pone otras almas,
otras bocas en la mano, y en ellas somos, aunque duela, aunque avergüence,
aunque sea regocijo esta pena de besarnos en la boca con la vida o con la
muerte. ¿Por qué una va a ser mejor que la otra? ¿Por qué este libro va a
serlo?
Hace cinco años que no publicabas a
pesar de tener material para hacerlo ¿qué razones te llevaron a editarlo ahora?
Estaba
creciendo demasiado, ya dolía; así que fue necesario extirparlo, como a un
cáncer. Es curioso: cada mañana al despertar leo un cartelito que pegué hace
años en el espejo de mi cuarto; dice “Yo no tengo ningún problema”; tal vez sea
para creérmelo o para darme cuenta de una buena vez de que es cierto. No sé, lo
dudo. Dudo. Por eso escribo poemas y no reflexiones metafísicas. La poesía es
eso: “arder de preguntas”, por eso me decidí. Digo en un poema: “No voy a escribir
/ Voy a leer / a leerme y darme lástima” ¿No es terrible? Se puede leer un
libro pero no se puede leer a una persona salvo que esté desnuda. ¿Desnuda un
libro? Claro que sí, pero no al autor sino a los lectores que al fin al cabo
son los protagonistas de lo escrito.
Entonces este libro desnuda mujeres…
Porque es un libro que ronda la problemática femenina.
No
sé si es un libro sobre las mujeres, creo
que es apenas un poemario sobre mi mujer. Un libro que da miedo porque está
escrito por una mujer a quien le cuesta reconocerse. ¿Sabés, Ale? Todavía me
veo subida a los árboles de la casa de mis abuelas, con las rodillas sucias de
tanto jugar a la pelota o en la vereda lavando el auto de papá… y siento más
que nostalgia. De lo que estoy segura es que no es un libro para mujeres. Muchas se horrorizarían al
verse descubiertas. Ya me pasó con Dadora,
un extraño poema de Los Andamiajes del
Miedo, que en un fragmento dice: Mujer
fatiga y goce / purísima y barata / Mujer que sólo una mujer despedazada / que
se reencuentra en todas ellas madre / un mendrugo de sí misma.
Te
lo voy a confesar: definitivamente es un libro para hombres, pero no para que
nos conozcan y entiendan; como dice el dicho: para que nos amen.
Sin embargo sé que la primera versión
llevaba en la contratapa “Hombres abstenerse”…
Es
la mejor manera de atraerlos, o ¿no?
A mí, por lo menos. Por favor,
hablemos del motivo que me llevó a hacer esta entrevista. ¿Por qué no lleva
prólogo? Para muchos hubiera sido un honor.
Vos
me conocés, Ale. Siempre preferí un café con amigos a cualquier pomposa cena
por compromiso.
Ahora en serio, Marcela ¿Por qué
Ébano?
Es
una madera dura, casi negra; tan pesada que no flota en el agua; muy resistente
al choque. Los ebanistas la aman. Y estos son, sin duda, los poemas más oscuros
que he escrito en la vida. Yo misma soy dura, me hundo tal vez con demasiada
frecuencia, me encanta ir al choque de frente y mi poesía es, por cierto, nada
clara. Pero así como el ébano tiene una veta alba, de rara belleza, realmente
de luz, espero que este libro también la tenga.
Una última pregunta: ¿A quién dedicás
este libro?
A
la que no soy, porque como escribió Kundera en La Insoportable Levedad del Ser: “mis personajes son mis propias posibilidades que no se
realizaron”
Yo agregaría que tus personajes
también son la posibilidad de realizarse para muchos lectores. A veces, al leer
alguno de tus poemas, siento que han sido escritos con desgarro pero también
con mucha fiereza, como si nacieran desde lo profundo del útero. Te deseo toda
la suerte con este libro, que a partir de ahora es nuestro.
A
ustedes. Yo no voy a leerlo; a esta altura ya me tiene harta. Tal vez me dedique a escribir. ¿Otra
vez sopa?
Alejandro
Gómez
Mar
del Plata
Noviembre
2007
afasia
nadie me verá de espaldas
nadie me verá de espaldas
Huérfana de cautela o ceremonias
voy hacia el génesis
No hay razón para maniatar al grito
atrincherar la verdad tras una mueca
ser escrupuloso títere del hambre
o un selecto imbécil del silencio
Por eso me rebelo
trasmuto con terquedad de hormiga
todo antiguo anonimato
La mano del juego comanda los destinos
y me invita a no irme al mazo
Hay cuatro barajas sin jugar
una es la muerte
imposibilidad
Puedo llagar mis brazos
lamer la humedad del sur
crispar mis senos al rocío
o recostarme sobre el polvo
Puedo abrir las ventanas
al grito encadenado de la
corteza
y todavía no sangrar pájaro
Flecha en el carcaj
nonata
en la palabra primigenia
habré de acomodarme
a mis muchas soledades
Me asola esta inicial
el moho que aparea mi tristeza
a los
domingos
Me zurzo las manos
en vano intento de escribirte
Igual a otra vieja estación
las páginas en blanco
los rieles por andar
el tibio lenguaje de
los ojos
quizás encallen
junto a los alfileres de la culpa
o
el pasado
Quizás pueda tu retorno
Quizás coagule esta ciudad
en la bahía
identidad
Es una palabra de sexo femenino
cotidiana
simple como una
taza
o la lluvia sobre las violetas de mi patio
Un sustantivo en fuga
lo sé
pero no lo
hallo
Cierro los ojos
Tal vez me
encuentre
el sigilo del fuego
Cercada por meridianos de silencio
miro aquel insecto que me ignora
que no sabe del peso de la muerte
Me consumo
él levanta vuelo
Tal vez haya algún error en los oráculos
o en mi página infecunda
en la brevedad de una copa
Aquel índice reconoce la cintura y
el anverso
Duele soledad
tiembla ventana de la lluvia
La noche esfuma vapores de alcohol
El oleaje de la armónica
se eleva caricia y musgo
Más allá
la lentitud del espacio
un escapulario demasiado viejo para
este hoy
tal vez demasiado pájaro
o demasiado tiempo
sea vislumbre aguja quizás queja
Tras un vientre encorsetado de
palomas
esconde sus ojos traviata la cordura
¡Arqueen las sogas debajo de mis
dientes!
que el viento no sepa
que el viento me guíe
que el viento no
pueda
esclavo a los
andenes
En los ojos de la tierra
gris se espeja el cielo
gris
los celajes intentan trizas de altura
y callosas
las manos del muelle
reverberan la tarde al gemido de un tren
No hay ojos para la memoria de este cuerpo
que apuñala viento en su garganta
Escribo mi equipaje con soberbia de jacintos
en un suburbio ajeno a
los perros y la noche
condición poética
La palabra esclava
pone sus pies
bajo el espejo de la memoria
Profano las escaleras
que lamen el muro del reino:
mi nombre
del pan hermano y del culto
un perfil en el rincón
que se suicida
hay dos frutas pudriéndose
en el plato
De acuerdo:
no es imagen para empezar
ningún poema
pero me miran desde su luz temprana
me provocan con su olor dulce
los rostros ajados
sus lunares
En ellas las simientes
Tal vez las arroje al baldío de la esquina
tal vez algún pájaro
En cambio en mí
el silencio no
geminará
poesía
Una elección
un paso en falso
y esa eterna disposición a la
tristeza
por qué el silencio
me hace piel
Sueño que no ensueño
Me ofusco
no alucino
transfiguro
Transfiero los prejuicios
Intento una novela que rebele
que revele la rebelión que hay en el engaño
No finjo
Me aparezco apareada la
espera
al afán de nuestro empeño
Y da tanto gusto darnos ánimo
aplaudirnos el esfuerzo
Pero no hay
certeza
en un trapecio semejante
Convencete:
desde otra
perspectiva
-la del ingenuo claro-
todo es cuento
también dogma y
nomeolvides
tal vez no estemos listos
¿Y si no fuera el miedo
ni el gato negro de
ningún ojo amarillo?
¿Si no fuera el temblor de los trapecios
ni la garganta seca de
tu voz?
Si no fuera nada de eso
sino uña encarnada a la noche
pánico de ángeles
imposibles
soles de hielo ante el aliento alucinado del mediodía
Es preciso desnudar los ojos
Lo sé
No es nuestra vocación a
la pena
o a los pájaros en luto
Es reconocernos huérfanos
ajenos a la conformidad de las tumbas cotidianas
Por eso avanzamos
desgarbados de muros
rompe nieblas
capaces de
cualquier hoy
No a ciegas
porque puede ser
que no seamos nosotros
para el miedo
No sé
digo yo
sólo tal vez
demasiado
Habré de tomar el fuego con los dientes
y toda lengua que no conduzca
hasta el
hartazgo del averno
Herida y mínima
como el
miedo
no haré demandas
El dolor nos infecta
Es la estirpe
y me recuerda el
tiempo en que yo también
fui mordida por primera vez
El lago tembló entonces
el trigo ya no florecería pan
aun retoza vejado de llanto
y muere de muerte natural
-tan
naturalmente bella-
Hoy
al ver tu imagen en el
quiebre de los espejos
porque con cualquier espejo
pueden labrarse las cuchillas
sabré correr
y cortar las
sogas de esa cruz
que hace brillar la culpa de no poderte
de no poderme
Por eso
cuando los pies vuelvan
a sangrar para siempre
y de verdad sobre los filos del poema
nos condenaremos como
náufragos
contra y a favor de los muchos lobos que somos
de los muchos corderos
No puede ser de otra manera
y aun así
es casi nada
como
nada
Ningún remedio puede pintarnos los ojos
que seguirán
siendo huérfanos
como nosotros de nosotros
los malditos los
mediocres
imbéciles de la palabra
que corrompemos con
lunas los grises
y sólo nos sacia ese silencio capaz de masturbarnos
Ya no existen pecados
Podemos ser nunca más una apariencia
desvestirnos de las máscaras
o dejar de luchar
Te convoco a la ronda negra
porque no puedo
dejar de rondarte
de rondarme
Yo lo he aprendido hace tiempo
aunque no sea fácil hacerse
contra la sonrisa vencida
de las calles
Ya nada de berrear que de la poesía no hay regreso
siempre será vodka y
miseria lo que urdas
No te vayas
No te asustes
También puede ser que lo que narres
sea otro cuento
mucho menos peligroso
de revoluciones
Cuatro vidas
trece féretros enfrentan la ausencia de las hojas
El ángel de la muerte golpea con su aroma a noche
lleva su carro o su cruz en sueños de suicidas
Como un campanario inútil al desierto
se empeña en
atraer mi cuerpo de mujer
Me pregunto si andan descalzos los demonios
si mi boca
no perece ya de tanto invierno
Hay un juego que no alcanzo a descifrar
un pueblo entre líneas
junto a cruces que
surcan los eneros
pero el padre ha olvidado las plegarias
Es imposible bautizar otro río
con las ruinas
de la costumbre
No hay pantano que cubra la memoria
La cobardía pesa
¿o es tu luto en mi garganta?
hay que ensuciarse los ojos
Es parte del entierro
estos brazos que por colgar pesan tanto
Gustavo Tisocco
y ver sus cuellos que se arquean
a besar la muerte
Hay que mirarlos
como árboles amarrados a sus huérfanos
entre el polvo y las barajas
A ellos
de hembra alguna
que tienen precio de orgía
y abrasan en el agua
las huellas del deseo que saben mutilar
que sólo conocen la lengua de su espejo
A ellos que no pueden evitar
ser soga de mendiga colgada a sus monedas
pan en la boca de un tigre
nudillos al borde de no importa qué
plegaria manoseada
Hay que saber desnudarles el pellejo
sepultar sus rodillas
masticarlos como a hostias
desgastarlos como a un centavo ciego
y dejarlos por fin inmóviles de tiempo
para ver lo que esconde la sepultura de sus cejas
para descubrir que lloran como cualquier mortal
y que como a cualquier mortal
la madre
los traiciona
Y serán tan bellos cuando lloren
cuando los veamos morder
con
oficio de Dios
ese miedo de pájaro a subirse a los ojos de los gatos
mientras yo los araño
punto final
La ciudad ha parido
sobrevivientes
tras el contorno de la náusea
pero no quiere recordar
Dicen que agita impaciencia
pero esquiva ataúdes
con la parsimonia de un discurso
que de tan viejo
ni siquiera es culpa u olor a
pasado
Sólo los muertos habitan la
pena y la memoria
No te equivoques
Es otro rito
el que quiere desraizar de entre sus
piernas:
tanta vieja rezando calesitas
en medio de la plaza
convoco a la conjura de los tigres
El miedo desborda cicatrices
que tiñen de violeta la piel y el humo
Te veo muerto en un hoyo sin memoria
Hay vino entre las grietas
en tus pies de andamios desmayados
Como si no hubiera nacido antes de ahora
un ahora que no es que no es posible
no soy yo
pero no me asusta no encontrarme
El tiempo se detiene
alza sus agujas
y mi vientre lapidado en el ayer
es parca y entrega
Arquera de gorriones derribo la tarde
Un abrazo de Möebius repite la historia
mundo light
Voy a escribir yacaré
estropajo ajo
tropa tridente
Voy a vomitar membrillo
agujas
negras
tierra que
trepida
morder cactus contra la ceguera
No más tapiada mi boca de ceniza
seré revolución
Hembra mordida
gritapalabraputa
ábaco de blasfemias
me decido a hablar
No pude ser jamás espejo de otra cara
Había en la mesa cuatro panes entonces
y era todo reír guijarros
o turrones con
bocas desdentadas
bebíamos del frío y de la lluvia
mi madre lloraba apocalíptica la muerte de los trenes
y no era poco mirarnos
o aprender de las
caricias del trigo
sobre las frentes afiebradas
Las procesiones del Corpus
vestían sus pabilos
de júbilo
y el altar nos llamaba al regocijo de ser fieles
No estabas
-no voy a hablar de
pormenores-
La sombra hechizaba la maleza
y daba lo mismo ser piedad o furia
Pero aquella sombra de los cálices
no
seríamos jamás
después
como nunca antes
Por eso ahora
que hace ciénagas que el viento
no puede desbebernos de
la sangre
que hace cuatro imágenes
que el Cristo ha dejado de
llorarnos
que hace tanto que mi lengua
no se pegotea a tu amor
de hombre pasajero
apaguemos los cirios y que el luto del sagrario
se
cubra de esperma
que hable
que ningún perfil
se arrobe de monedas que no
serán pagadas
Seamos Judas otra vez
No hay redención posible
Hartas de bondad las manos de los párrocos
hartos de llorar mis rodillas sin peso
comulgan con mis ojos a
cuestas
Qué mejor ultraje
que cubrirme de tierra
y no resucitar
para que Dios se quede con las
ganas
… del mal
Amén
Una vez dijiste
perdona nuestros pecados
pero el precio es el olvido
Olvidar el dolor del fuego que nos guillotinó los ojos
el desorden de la
sábanas
y aquel sol alcahuete
que jugó de
a tres con nuestros cuerpos
Dejar de lado
que alguna vez fuimos un
coro de hienas y de sangre
Olvidar cuánto reímos
Así se perdona dijiste
con tres Ave María y cinco Padre Nuestro
(pero Magdalena está llorando
frente a un dios
que se masturba)
nueva alianza
Porque ese dios
aburrido de su soledad
eterna
nos jugó la mala pasada
de tomar un cincel
y labrarnos
para la muerte
Porque no llevaba rostro impar
su amor
hermafrodita
Porque estaba solo
el hombre creó a Dios
a su imagen y
semejanza
y dios cayó
Hoy las viejas se persignan
mientras
María avanza
preñada y feliz
hacia otra gesta
duerme mi boca al revés de la lluvia
Ciega del oficio de increpar a Dios
pongo mis manos dóciles
sobre todas las cabezas
y me hinco ante Su Nombre
Mi alma se hace tarde
pero no soy yo
herida
sino sus uñas las que tienen el nombre de mi grupa
Es que veo en la
Custodia el azote de sus ojos
Es Él quien se encumbra
-tan niño que da pena-
con su cáliz vencido ante mi embriaguez
Por eso mi arrogancia se reclina
pujo otra plegaria
-tal vez un pésame
que no llega a
consumarse-
Hoy
es el bautismo de la
culpa
Mi madre está pariéndome
pero no creo que haya agua
que me devuelva a la
inocencia
Sobre ella cabalgo
como en un eterno domingo
sin fiesta de guardar
Dios se persigna
Dios se persigna
Su ser impar vaga
con una copa de ron entre las
manos
En su lágrima hay una cicatriz de piedra
Cuando la veo retiro mi mano
como si ella
pudiera avanzarme
o montarme a su lomo detrás de los relojes
Pero Dios juega a los dados en mesas de billar
está exhausto
y su vejez es noche en nuestros muertos
Quién dijo que es todo poderoso
Cobarde
Él podría
(y lo
sabe)
pero no consigue llorar
por eso aúlla en la noche eterna de su nombre
Su desgarro de soga
y las perpendiculares de
la cruz
le recuerdan a la madre que no tuvo
Un Dios huérfano
Cómo no acunarlo
Vení Dios
papá cuenta cuentos a la luz de la Custodia
y mamá sabe una canción
que te hará dormir
Vení Dios
tengo un lugar
dentro de mi mano
para vos y tu cansancio
(pobrecito)
treinta monedas
En aquel tiempo
mientras hombre y larvas
se daban de la mano
vi al sol apagarse
sobre los ojos del día
Fue cuando Judas
vistió su sobretodo negro
bajó al Hombre de la Cruz
y
una
a
una
hizo llover las espinas
que lo gozaban coronado
El revés de sus párpados
había sido lápida de Dios
demasiado tiempo
Entonces fue inútil la horca
y el gallo cantó
por última vez
concebir
Amanece una hostia embebida en culpa
una lágrima
yo/ellas
todavía con los ojos cerrados
nos acurrucamos en una
letanía
En el barrio de baldosas ocres
resuena la
bofetada del invierno
Frente a las rejas se zambullen los zaguanes
que se enredan a los rosarios
gastados de las vírgenes
Ya no es posible dilatar el tiempo
entre ajuares de jacintos
Ellas/yo
morimos de a poco
como los jazmines frente a la tía muerta
Las llaves del sagrario
se recuestan al cobijo de la tarde
-tal vez sea hora de arrancarnos de sus ojos-
Que la luz de la custodia se haga cómplice
y deje de sangrarme entre sus piernas
cada mes
me enseña las alturas
La vieja baja la escalera de los
párpados.
La extingue su mantilla de
santidad y pésame.
Rojo mujer entre las piernas
ha sido su ofrenda de cáliz al
peso de las faltas
El cisma de dos cirios sobre
brazos en cruz
envuelve de sándalo la letanía
de la siesta
Afuera llueve a cántaros
A horca y sábanas
le sabe la quijada de aquel
mendigo
que la excita
oculto
entre delantales con olor a
vainilla
Incapaz de huir
exorciza de púrpura al deseo
los monjes visten cántaros de tiempo
Más allá del pecado
nada conmueve su decoro
Tras las máscaras hipan cuentas
entre horas que punzan la tarde
Un parto de palomas
desclava del rosario
otra virgen
para sus dedos en plegaria
la castidad del
lago
Los pilotes agujan el agua
alzan su ojo
contra el cielo que ajusticia relojes
Sienten al insecto hundirse hasta la savia
y hacer legaña de tiempo
al musgo enhebrado a sus pies
pero la violación
es herida breve
preñada de
belleza
Dios
voyeur al viento
blande juncos
acaricia sus espaldas
y besa la nuca de la tarde
como excelso monje
al muelle
desposado
absoluto
No hace falta resurrección
entre los huesos
Apenas sí quebrar el llanto de
las piedras
Y se trata
a veces
-pero no es posible-
de ser Cristo
con las manos desclavadas
inmaculada
Hoy la agonía escapa hacia el revés de la infancia
hacia manos que rebasan perfiles
esa explosión del agua
tras las
ventanas de la risa
Hoy que ha aprendido a mirarse en los espejos
y a no
avergonzarse
un perro lame la vereda de su vientre
Aquel pájaro está muriendo
y no siente piedad sino de mí
Una magnolia
compite con la
blancura de la luna
no se ruboriza de ser abierta y goce
Es de mañana
Va en calma
a besar a Dios en los labios
catálogo de imperfecciones
magdalenas
Las sábanas sucias
la resaca
el olor a sexo entre los dientes
El veneno solo
aguardando
el gato que comparte la cocina
los aparejos
la semana por reconstruir
Ningún crucifijo en el vía crucis
ningún presagio
Sin falta ni culpa
los viernes duermen siesta las señoras
es presa de
inviernos
“alguien está de pie
/ y se recuesta a nuestro lado”
L. Escobar
No duerme
la desviste debajo de sus
ojos
Ella no sabe
pero sospecha manos en la curva exacta de sus muslos
Aprieta los ojos
y es tan blanca la desnudez del grito
que los lobos
se asustan de la luna
En su cuarto de afiches y penumbra
la boca del acantilado se trepa a la mentira
Es fuego una brizna
y corona de fugas su
cabeza
Es tarde
los dos se obligan a deshacerse de los tactos
a
cubrirse del eclipse
y dormir el estilete de la luna sobre los cueros
Ya no hay temor
se saben muertos y de
prisa
pero no pueden llorar
ni siquiera a pesar de sus
manos mansas
La carne puede a veces herir
como un puñado de tierra en el ojo
sin una sílaba
No hay lugar que los aloje después del pasado
no hay redención posible
Las vecinas intuyen el instante:
las rodillas fieles
la presa boca abajo
la ausencia de la cruz
el canto de Pedro
y tres gallos que se
quedan dormidos
cinco
Hay que demorar el deseo
que las hortensias muestren su lujuria
mientras el caracol hermafrodita
orgasma entre sílabas
su soledad de sombra
Hay que partir
luchar contra los párpados
apagar los besos
emborracharse de humedad
La mañana rebasa el luto de los pájaros
Esta sed de ser otro
quiebra las piernas de la tarde
resistencia
Ante un espejo de luz
ajena al llanto de llorar a gritos
frente a tu puerta blanqueada de mortajas
destajo las palabras para verte
Soy sin fin ahora
y sin emblema
deseo terco
Lo sabemos
Mi cuerpo
junco al viento de la
piel
desvirga la sed y la fecunda
un telón para el presagio
Seamos cuerpo
boca
así
de tormenta que
deambula
pertrecho de escenarios
humedad virgen caracol
una mancha entre las
sábanas
y otra vez oscura
quizás avenida o un cómodo sofá
donde dormir las
muecas
Por favor no me contestes
En mi vientre no hay lugar
para esas cosas
enroque
El pájaro repta sobre el estómago del sol
como una aguja de agua
Un resquicio enorme se hace mueca
Las veredas enlazan párpados
Ofrezco mis latidos
al espinel de tu boca
Pasemos de los guantes
al dolor del tacto
Es un gesto inútil
que guardo en el espejo
una licencia
El perro es solo un perro si lo miro de costado
pero no lo miro
Siento su lengua curvándose levemente
lisonjeando el aire
bebiéndolo
despacio
entre mis manos
Entrecierro los ojos
lo acaricio
Tiene el hocico mojado y oscuro
como el pezón
de una esclava que me bebe
tandem
No he de quererlo
pero es inevitable
como la sombra esclava a los
tobillos
No estoy segura de mis brazos
ni es lugar de la razón la
boca contra el pecho
pero no encuentro otra manera
de quedarme
si no es bajo tu asombro
que me envuelve de
lámparas y miedo
Ya no estamos juntos
pero igual amanece
a pesar de nosotros
los bostezos y dos tazas
vacías de café
Habrá que demorarse en el
tacto imperceptible
quebrarle las piernas a las
horas
para que no ocupen el lugar de nuestros cuerpos
“Porque hay dos historias”
una nos demora y otra nos
arranca
de la feroz realidad de baldosas
Ser dos rutinas que se besan
sin encontrarse jamás
sin haber sido nunca
Por eso barro lágrimas de los
rincones del cansancio
Sé que hay una capaz de ir
hasta tu nombre
con una estocada
Pero el cielo está sangre de
mis miedos
aguachea
sabe de mí
segura a una milla de la
dársena más oscura del puerto
precisa como una luz de banda
desgarrada en su mitad
a espaldas de su nombre
marinero
Recorramos entonces los bares
de muelle
bebamos vodka y miseria
Podemos renguear y seguir
vivos
ante el temblor de cicatrices jamás
besadas
mientras el monólogo del sueño
se encabrita desnudo
entre los muslos de la noche
Por eso aguardo
-la espera marcha hacia el
costado tibio de los relojes-
paciente
-aunque la desnudez del viento nos reclame-
a que haga un dosel con todos mis reparos
y los derribe por fin
como a cualquier invierno
mínimo
Entre mortajas de viento
la lluvia lame el vientre de las vírgenes
Detiene el sol la encomienda de los dioses
Sobre tu piel barcaza
dibujo labios para la geografía de mis ruegos
borde
de fuga
mansa marea
Amarrada al miedo se repliega
Su piel revolucionaria
que apagaba las órdenes de las mareas
boca arriba
cobija despojos de mares retirados
Su pulso está muerto
pero aun escribe un tajo en el cuerpo de la dunas
mutila los senos
de la madrugada
Ya no grita el vejamen de la pesca
Llora anclajes
Incapaz en las batientes de parición alguna
es agonía del reflujo
Sobre la arena
su
lengua de naufragios
se sienta a beber franca
con otros muertos
la vida es un
bumerang de tiempo
Entre espuma de barrancos esposados a la restinga
arqueo un grito que descalza las cornisas
Se desbarranca la piel
y es el suelo
tan tibio
que no cuesta cobijase entre sus muslos de invierno
Dos hileras de patos salvajemente negros
se hacen beso contra la
oscuridad vejada por la luna
En la ceja del horizonte
la belleza de la muerte se sonroja
y es cicatriz púrpura tu rezo
Hay cansancio ahora en mis ojos
Mi oración está
vacía
Escupo a la intemperie
¿Habrá que morir mojado
pedirle al alma que deje de latir
secarse al sol como una res
o el alma de una india muerta
para ser
la vida que me viva?
El viento se me escapa
hacia un sol que
hace garra
de tus ojos y mis manos
faltan los barcos
Es necesario invadir sus secretos
las horas de agua que se trepan
fértiles de anclas y de arena hasta el nido de la noche
las bocas de esos hombres que ofrecen la pleamar
y se abrazan a los
puertos
Sin rastros
se pierden los
nombres de las mujeres del bar
como las estelas tras la rompiente irremediable
y sus bocas de rouge
arrancadas con
el revés de las manos
o
la memoria
Porque ellas saben guardar entre billetes su saliva
bautizan con champagne la pieza que debe de mañana
mantener las
ventanas abiertas
mientras se dejan inspeccionar por el sol
y cuadrillas de viento descarnan de los techos
el jadeo de los clientes
No hay en ellas rencor ni caricias
Tras haber deshabitado la noche
beben
café despacio
cepillan sus dientes y los cabellos enmarañados
porque la pena no es pena mientras entre sus muslos
esté
caliente aun el recuerdo de la paga
Tal vez alguna novata llore
Aprenderá
-dice la mujer con
arrugas en las sienes-
el segundo o el cuarto ya no importan
y la besará en la boca
como una madre
Al costado de la cortina
la rubia
joven se depila una pierna
se arranca uno a uno los marineros de esa tarde
y es tan bello verla apareada al sol
con sus ojos de sueño
de mediodía
aunque cargue olor a vino
un mal recuerdo que dormirá hasta que el sol
caiga exhausto detrás del horizonte
Entonces arqueará las cejas y recortará sus labios
será otra vez yegua ensillada
un portaligas rojo o un corsette para su alma
quizá dulzura de mentira y de duraznos
como de duraznos los ojos
y el latir de su cuello ebrio de sábanas
En ella me encuentro
hoy a
solas
para beber su soledad
Está calzando anillos en los dedos de los pies
Yo me visto de luto
Acaso por el miedo
nada de agua sobre
las sienes
El oficio de poeta es escribir
pero yo voy a leer
a leerme y darme lástima
He vuelto
Tal vez beba hasta que la figura de tu cuerpo
se astille en el vano de la puerta
agresiva y tierna
como las pestañas de una vaca parturienta
te escupo otra vez
como a un mal sueño
Qué mentira es llorar a solas
cuando las esquinas son apenas un quiebre de tango
pantorrilla apagada media
de red
porque en red caigo entre tu lengua y mi saliva
Cuerpo a cuerpo
me deshago de las escaleras que
me trenzan a tu horca
Cuerpo a cuerpo
ajena a las horas
por vivir
a contra
cara de un mazo virgen
de espaldas a esa copa que dilapida santuarios
disimulo otra sonrisa
mueca en el
recodo de tu frente
Me resisto a tu oscuridad
y es un mugido lento
ese beso que no llega
nunca
un ejercicio sin jugar
a contramuro del
ocaso
setenta veces siete
“mi corazón repleto de modales
que no puede quererte”
Alejandro Schmidt
mi beso
incapaz de saltar hasta tu
nombre
abrazo a destiempo
No hay ayer
todo se sucede
como la muerte
o la vida que nos ciega
Nuestros dedos desenhebran relojes
pero algo sigue en pie
inevitable
No es la tormenta
Por eso damos paso a las uvas
para que el exilio del
presente nos ampute los ojos
El miedo sólo puede ser barranca al miedo
Quien pueda
que grite
el nombre de la lástima
que el silencio abra sus piernas
y en plena muerte
la tarde nos vista
de luto
Ya no hay abajo detrás de nosotros
No hay media vida
Que no triangule la noche
con la escoria de mi
cuerpo
la humedad de las
cornisas
No hubo un instante para las manos
apenas un rumor de peldaños indecisos
en el oficio que
encontramos
Era el nombre de la soledad que jamás renunciaríamos
una función criminal a nuestro alcance
el deseo de pasarle la lengua a los filos
y movernos lentos entre la sombra y la inocencia
No era difícil dilatarnos hacia el declive de la noche
ser palomas extendidas entre sus muñecas muertas
pegar la espalda contra los muros del deseo
y no desear
o desear demasiado
como una forma violenta de la quietud o el equilibrio
Por eso hoy
que he besado los perfiles de la lluvia
saco mi saber de los armarios
Voy a contrabandear con la muerte
mis pecados
y no cobraré más
que un retazo de memoria
XIV
Mirá vos
nos estamos muriendo de esperar
Y creemos ser los mismos
con las manos afónicas
y el alma/alba
en un puño de callar
siempre
Hagamos un pacto de puñales
Los salmos aguardan
Y mis
racimos
y tus ángeles
vamos a besarnos de papel
a roernos las palabras
las encías
que la sangre de las líneas
fluya
que nos emborrache
que seamos una sola sábana
o versopiel
más allá del poema o la
lujuria
Vamos con boca a lengua ajena
a desbesarnos
a arrancarnos los corpiños
lo más temible
lo mejor de cada uno
no me quiero bañar
El agua me arranca de tu cuerpo / no tan suave /
ni tan lento como tu lengua arrasando mis costillas//
Me viola los espacios prendidos a tus ojos ///
Una voz de tango resuena atrás de los relámpagos
que lamen la barranca // El agua me lame //
Tus manos se derriten en mis senos /
Las acompaño con espuma hasta las rodillas quebradas /
que ayer / fueron súbditos
de un tirano que latigó saliva y perros //
Todo es negro / como el orgasmo en el que caigo sin querer //
Y sin
patena caigo / hostia de tus manos //
Pero no hay milagro / La espuma y tu cuerpo
se van por la rejilla // Resbala tu mirada de mi boca /
tu lengua interminable de mi ombligo / tus dedos de mi piel muerta de
frío ahora / muerta de miedo /
pura sed de roca y tigre // y la sábana se hace tundra //
El agua me está huyendo / se envuelve en grito /
aquieta mi cabello erizado de palabras ///
Bebo un sorbo que termina de enmudecer tu sabor
a vino y sed / musgo y espejo //
Vuelvo a ser rata / aunque seas vos
el que repta por las cañerías y se hace túnel río mar /
cada vez más rápido / cada vez más lejos / cada vez más viento y más
pasado //
Mientras / yo / me seco lentamente /
y busco a ver si ha quedado algo de tu color /
tal vez en las axilas / entre los dedos de los pies //
Me miro en el espejo // Estoy tan blanca de vos ///
Es el día uno de la espera /
es el día uno de la sed y los trapecios //
Habrá que gestar equilibrios / pernoctar pájaro //
Me recorro con miedo de agujas el escote / el cuello //
Nada //
Me barro la boca de tu boca /
las sienes de toda fotografía sepia
que no conduzca hasta esos ojos /
donde el agua no penetra /
y vos / me seguís besando
***
En vos duerme mi herida
Y tus ojos me señalan
la elegía del
cobarde
Amatista contra fuego ciega giralunas
Danza el gato sobre el escote negro de aquel crucifijo
Bajo las mantas en cuclillas
otro cántaro intenta desbebernos
y tras el péndulo de aquella catedral
no soy sino
siendo como fui
de espinas inacabadas y fuego entre los dientes
-falacia de viento es este
axioma-
En voladizo duerme el pecado
pero no hay pecado que no
sepa nuestros nombres
Por eso
cóncava de ayer
voy a inundar de escarcha y vodka las represas
Es hora de sangrías y de ecos
La piedra babea contra el musgo adormecido
es fuego hasta eclipse
matriz en giba
peso terco o beso que no acaba
demasiado yugo
harto de caricias
apenas un poco
Porque no se trata de besar el cuello del poeta
un Rimbaud negro de mareas y
desiertos
infiel a la noche y de ella esclavo
hielo en fuga o selva de
maíz
vértigo de tejas y todo
palabra que se astilla
un grito en la sábana herida de silencio
Por eso circunvalo su soledad
El junco apenas moja sus pies
en otra muerte prematura
No creo en diccionarios
que intenten explicar
de la palabra sus vestidos
Ya no a medias
no a pico
despertar si así se vive
entre vino y zócalos
Abandonemos los escudos a partir del agua
Basta ya de esa boca
que habita noches inmersas en
cartílagos de azúcar
de tantas mentiras en las manos
mientras intentás
derribar las puertas al miedo
con flechas amputadas
El guerrero ha abierto su armadura
Los ojos se oxidan
si a orilla del
barranco la inocencia se desploma
y en ella caeré para siempre sin designio de semilla
Es así:
a pura escarcha se
levantan los conjuros
un aquelarre de entrepiernas
bajo el grito
de la soledad más sola
esa que compartimos con silencio de campanas en luto
con la culpa entre los dientes
con la sangre que se retira de tan roja
¡y haber sido apenas pájaro!
Por eso te lo regalo
envuelto en escorpiones para que lo cargues vos
sobre tu espalda
te lo vomito como a una indigestión de caviar
en la boca del hambre
te lo entrego
libre
sin mella o latigazo al tiempo de la huída
te lo abraso al sol
para blanquear su noche de vírgenes y tablas
Puedo darme ese lujo
Dame tu mano
mi corazón es éste
y mi
secreto:
“el báculo de la lámpara se inclina a la penumbra”
Es que él me juega con las mismas armas
como una rana o un gusano de fronteras
espina arista o miel de ébano
hacia la profundidad que habita salamandras
Hay sarcasmo de piedras en los nudillos que se acaban
algo de tu perfil que repta sobre mi tablero de alfiles
caballo a dama este juego donde la muerte se avecina
Dientes de chacales
besan
su lengua porfiada de adioses
enredada a la horca para no morir
cuando de morir se
trata
Es de noche
Abracemos la bufanda del frío
desvistamos de badajos los
campanarios
y dejemos a los búfalos beber la sangre de los
tigres
porque dos hormigas hartas ya de tumbas
salen a beber la
madrugada
mientras un sol enorme trepa los muslos de la selva
y confluye en velo de mujer alimentada a viento
Yo
cargo miedo de montañas ante
un dios dormido
Cerremos la noche
feliz de muerte al
regocijo desnudo
No hará falta luna ni amanecer
porque breve
como el ala negra de
un número sobre la cábala
así las pestañas y el temor de la hoja virgen
Imprecisa
como habernos besado después de hora
y no permitirnos
ni el recuerdo
de los márgenes
Así lo pronuncio
con la violencia del
silencio
Así me ofusco
y por qué no morderlo fruta o piedra
a mansalva
hacerme llaga de limón
un pubis de sangre
verde
capaz de
ahorcar las piernas de la tarde
Así morimos
de pura belleza
jamás besada
porque no hay ternura en el deseo
El sol pasa de largo
la noche esquiva
y ella no duerme
caerá
en fuga irremediable
como la muerte de una orquídea
sobre su cuello virgen
de la alegoría
Si quedáramos fuera de esta moral
descalabrada por un beso
recorrerían tus esclavos la costa de mis vértebras
y caeríamos
de a poco
como en un desfile de piezas de ajedrez
que morirán en
tablas
Sería indecente el grito del cuervo sobre Palas
Lentas y llanas nuestras manos
podrían deletrear el
borde de una lágrima
pero no seríamos capaces de enfrentarnos
Ahora
que los muertos reclaman
su bocas desdentadas
las lápidas son fetiches
a las que
podemos aferrarnos sin reparo
No vaciles
no me hagas
luz
Mi mirada está manca
y este juego de jugarnos a ciegas
como dos gallos
ya no reconoce nuestras manos
tres razones
Hablar de muerte
de nucas al olvido
Hablar de muerte
de tifones
de piedras al estanque
Hablar de muerte
y no nombrarte
cuarto
A veces me dejo abrazar por la sombra
lloro cementerios
y arranco de cuajo
los cinco crisantemos que te crecen en la frente
A veces
te perforo los tímpanos
con tanto silencio
que el mundo todo
cae por su ojo
A veces
dejo las ventanas
abiertas
pero siempre cuando es tarde
tras la puerta
Un hombre
mi otra mujer oscura de
distancias
aquellos labios ajenos
y por qué no
obscena
la vida por vivir
Ésa
la que nos da miedo
con los pies en la tierra
complicidad
complicidad
Es el fuego
a quien no deja de mirar
y es oscuro
como el vientre de un
jabalí
No hay límites afuera
El nido aun borda sus ojos
pero la madre arroja al instinto
de las alas de
la costumbre
Las nubes están ciegas
y despliegan su castidad
capear al sol
Siempre es grito caminar por las aristas
herida el
contrapeso de esa burla
que intenta borrar su rostro
de las
palabras que escribe
Huele a moho
a rutina de manteles blancos
la burla
o ella
que sabe tender su piel en una soga
y poco a poco
perder en la oración
la herida de
sus piernas
Pero no hay olvido
si el hedor a hembra es madre
si la cría aun está tibia
entre los
dientes de otra fiera
Todavía lactan sus pechos
todavía es ella
antes de la
parición o el llanto
Por eso roe el infinito
se inocula de pasado
perdura
No morirá
ni vivirá la voz que la
costumbre calla
Sólo sombra sin cuerpo
toda deseo en su
cubil
con la insistencia de una flor
en su
sarcófago de agua
ella ya no me
habita
Cuando sus ojos
-tobogán a los
infiernos-
escaparon de su espalda cansada de congojas
quiso morir para nacer de nuevo
al sueño de ese verano aun por acontecer
No sabía ella de caer ni puentes
tampoco del fuego
capaz de ahogar
miradas o veredas
Por eso no cupo en su cárcel
la culpa de besar dedos de acróbata
Por eso
-marioneta apocalíptica en la tibieza de sus hombros-
ahogó los hilos
que quisieron habitar sus escaleras de
pájaros
Burda en su infancia
ahogó sus manos abiertas al sol y a la caricia
Ella
que había sido risa de
roldanas y de siestas
que era inmensa
ya no
pudo
aquella noche de cordura y sábanas inmaculadas
dejarse
conducir hasta su boca
En un báculo bendijeron su tristeza
y de tan puro
aquel grito enmudeció
badajos
No lloró
(había muerto tanto tiempo antes)
en el celo de la
tarde
La mujer estatua
arquea sus senos
a favor de
la hierba
Mientras los miro abrir sus bocas al deseo
y no saciarlo
-cómplices del simulacro-
los esposos no hablan de otra cosa
que los niños
los impuestos
que tu madre
que la plaza cubierta de musgo
hamacas y lujuria
Mirá tu lengua de azúcar
mis ojos café
Un desayuno es más que un beso parco
o de pan y manteca disfrazar el
deseo
Demasiada cordura almidona las manos
Impenetrable
la saciedad busca soborno
pero hay tanto miedo a enfrentarnos
tanto de no querer crecer
y decidirlo
Veo a la sombra invadir la pena
que lloran los balcones
Un cáliz demasiado virgen para rozarnos
orgasma nuestra muerte entre sus dedos
sauce hacia el
oriente
Ese árbol
nublado de hijos y de viento
acalla caminos de calandrias en la penumbra
Temeroso de bandadas
amputa la soberbia del ocaso
Es yerro en el horizonte del equilibrio
extendido almanaque
donde el nido de la noche tiembla
Ese árbol de seis brazos se sostiene
a pesar de mí
que no voy a echar frutos
No sea cosa que sembrando celajes
sea gestado mi séptimo hueso
y el tiempo se haga carne
por qué no verbo y redención
Aquel sauce repite orillas
y me da tanta pena verme así
con cuerpo de hoja
entre almohadas de
lino
Cuando aparece la lluvia de antes
ese ser que fui
cuando una gota era éxtasis
y
encontrarnos de nuevo
cuando el acantilado no era borde
sino un dios partido
y en cuatro
patas
clamando libertad para sus huesos
Cuando descubrí en esa hoguera
y no otra
el tiempo del espasmo y nomeolvides
no era yo
inconclusa de tu
mirada
más que otra forma estéril
aun sin mí
sin vos para
pensarnos
Y fue entonces cuando robamos el cáliz
para
gritar por fin
que nos hallábamos forasteros en la muerte
para ser dioses
y también para ser
hombres
desnudos
completamente libres
Pero no fuimos capaces
Hoy
un ataúd que nos queda a la
medida
es báculo y balanza
Por eso llueve con los ojos vendados
y volvemos al
principio
demasiado dispuestos ya
a la
costumbre
***
Hay un silencio que me habita
parido a la intemperie
de las hojas
un grito como dentellada de perro
en la arista de
la noche
Hoy
no puedo con mi cuerpo
me ajusticia
El pan es un sol
que se acurruca en mi
garganta
para vendar al grito que
el agua
no
puede lamer
La música se jacta de un rostro
que
es mío
y ya no reconozco
Ajena de las horas y las palmas
alzo mi cuerpo
primitivo
a través de todos los milenios
La voz de la congoja
deleita a los chacales con mi muerte
morder la arena
Pesa el pecado
consume las manos
que se hacen lentas al
abrazo y la caricia
Aun así seguimos seduciendo a la costumbre
y a puro golpe
nos arrancamos la pereza de
la piel
No hay otra sed ni otro epitafio
que pueda esperarnos
detrás de los andenes
Ninguna fuga de mí misma
está tallada con tu nombre
celos de cielo
Tu amor se va por las alturas
besa pájaros de sol
Te me vas
con dos arrugas al borde de esos ojos
que han dejado de
mirarme
Me quedo mordiendo alacranes
de satén
negro herida
Como el acantilado te peligro
te raspo las rodillas apenas de pasado
me infecto de sonrisas
No me creés
no te creo
y lloramos
Lloremos entonces
pero hagamos el amor
con los pies en la
tierra
punto de no retorno
bajo el agua
El agua estira sus formas
hacia la
tristeza de la tarde
Voy a mentirte
y decir que la
boca de la asfixia
ya no es tu nombre
que puedo sola
de dolerme tanto
Bajo las acacias descubro que no hubo tiempo
y el que disfrazamos quedó mustio
Encuentro tu cadera
en abanico hacia mi ombligo
pero en él no estoy
ni
estaré jamás
No es otra muerte
ni es la misma
sólo que en ésta
los relojes nos desnudaron sin
habernos visto
Ebrios de arena y de poesía
hamacamos espolones
contra el cielo
Ya no importa si testigos
si vas a encontrarme en una
página
o salir de mis brazos
No hay dictados
ni emblemas
Encontrarnos
y sabemos muertos
por dejar a un costado
el aliento de la savia
ayer de cuentos
Puentes a tu boca
boca ráfaga
innata de
ternura
Un beso ahorcado del equilibrio
bajo el árbol del
desierto
Esa tarde
mis ojos inmensos
ante el amarillo de tu
cansancio
juntaron silencio de dedales y pimienta
Por eso pinto tus manos roncas
detrás
de un delantal
por eso no puedo trasnocharte
ni arrastrar tus pies hasta mi almohada
para no morir
El cielo agrisado de la memoria
resume una y otra vez
el mismo juego
Ajena a tu reloj
que se bandea hacia el ayer
abrocho el pasado a la costumbre
Hay aroma a pochoclo y soledad
y me gusta tenerte así:
desde la inmovilidad de la foto
ser cintura
temblor
darte paso entre mis dedos
Cierro el simulacro de tu piel
la mía entre las copas
para volver a tu
resurrección
en cada plegaria
me amortajo al
tiempo de quererte
Tu piel de pronto fue pasado
como los días en que la luna
bañada de pimienta
extirpaba a la noche sus senos
tibios
Ya no hubo risa capaz de
despertar
esas viejas espaldas de
calesita inconmovible
Te beso con maña de anillo
como si nada
entre la sal tu vientre y la cocina
La última palabra transita un
lugar de confesión
No hay ataúd que no se quiebre
y Dios
que se ríe de nosotros
rutina
“ella clava los gestos”
M.
Sampaolessi
Los puños se clavan a las
sábanas
la boca mordida
su queja apenas diente
Él sabe amarla
muda
ella no sabe
Enciende la luz frente al
espejo
Para salvarse
se pinta los ojos
masturba su imagen
se abre toda rouge y sangre
en una sola mueca
Ellos se aman así
en silencio de noche
a pura lágrima
contra la pared en fuga
No acaricia otra noche que sus ojos
no escapa
ni de ella ni el instante
Renace
llora puñaladas
no
obedece luna alguna
Se recorre sola
penitente
Enciende eternidad
su ombligo descalzo de mujer
ojos rimmel
Su vientre espina pájaros
bajo los brazos de la lluvia
Él recorre su aridez
la envuelve hasta hacerla trapo
paloma y tanto beso
Ella llora entre faroles
pero obedece
se somete a su antojo
pubis esclavo
bajo su lengua de bronce
adicta a su herida
la noche avanza
con su tatuaje de ébano en los ojos
para que despierte
para no morir
sacude
de la sábana al sol
sus puños de acíbar
de las rejas
La mañana no quiere alzarse del bostezo
Persiste la resaca del amor
-una cuchilla que dibujó
fronteras entre los muslos-
Llueve un agujero en el alma de Dios
La quiere niña
virgen otra vez para
sostenerle los ojos
para que la abrigue de su eternidad
del cansancio de seguir
a tientas
buscándola
cuestión de
perspectivas
De costado a saberte
tus ojos de piedras y melaza
de frente la memoria
que apedrea el
pecado
de atrás
de perfil a tu sombra
de cara a la noche
como si desde abajo
pudiésemos empezar de
nuevo
el abc de la sangre
Titila la esfinge
en una mueca inútil
Como navaja a punto de herir la arena
los cuerpos se derriten
entre saliva y
pentagramas
Se desgarran los dientes en cortinas de lluvia
Ya no hay veredas que recorrer
El instinto hace huella en el silencio
Descabezado el sexo
esculpe noches
para nadie
sin crimen el cielo
Hoy embargaron al sol
Desnuda de su boca
ruge interminable mi espalda alfiletera
Por eso
ante sus ojos de perfil
anudo la
venganza
y ciega de relámpagos
emigro de mi sombra
Hay una bendición que tal vez me habilite
-su piel está sucia-
Beso sus ángulos
me sobrepongo
y a destajo
comienzo a llover
noche de viernes
Las manos del escriba enmudecen
El presente apesta
rancio
Se hacen cuerpo las mareas en las crines de la noche
Desbocadas
se abren las
lenguas del vino
Soledad pide a gritos a gritos ser anclada
al coliseo de nuevos ojos pardos
Gime Jim entre dientes
Ya no puede la lluvia trepar los peldaños a su espalda
Estalla en las pestañas el dolor de los duraznos
Los cinco tambores de su ombligo
no se apagarán hasta
ser uno
sobre la arena
del silencio
los vampiros mueren de tanta
eternidad
Entre avenidas y dictados
su cuerpo extranjero
transita a habitar el día
No hay enjambre posible
capaz de ser arteria y miel
No hay enjambre posible
capaz de ser arteria y miel
detrás de las columnas
Hacia el exilio solo de las manos
se abren -vírgenes de noche-
Hacia el exilio solo de las manos
se abren -vírgenes de noche-
las ortigas
y es tanta la crueldad
que la palabra se hace repudio hasta su boca
que la palabra se hace repudio hasta su boca
El tiempo de la lentitud no
atreve a pronunciarse
(quizás de pura muerte)
Quizás por si algún pétalo
germina marioneta de la sangre
germina marioneta de la sangre
del agua y de la sombra
Partida y deshecha
mi mitad
más cuerda
alimento ese perfil que dejó de habitarme
Quiero ir hacia los ojos y la infancia
Llena de mí
ya no dejaré escapar a la que
soy
abrazo de agua sobre el vidrio
Después de infinitas tardes
el ayer entró
Vos y yo
antes de ser
como siempre
fuimos
el himen intacto
CONTRATAPA
Es fundamentalmente fiel a su voz. (…) la dimensión erótica intenta
exorcizar el pecado original en la dimensión que el miedo, expresado por el yo,
encierra.
(sobre Los Andamiajes
del Miedo)
Luis María Sobrón
Una presencia poética femenina diferente de las que yo conocía, una
mujer poeta rotunda, totalmente mujer, asumida plenamente como tal y valiente a
la hora de mostrar su visión del mundo y no la visión establecida.
(sobre Los Andamiajes del Miedo)
Pedro Leguizamón
El poema se construye paso a paso con una seguridad rítmica y vivencial
que obliga a una lectura voraz. Pocos libros logran eso hoy en día. (…) yo no
dudaría en dar a leerlo en las escuelas, si es que alguna vez queremos de
verdad que algo suceda. Debemos reconocer con Predieri una poeta absoluta.
(sobre Invierta un Hijo)
Rodolfo Álvarez
Predieri es una poeta laboriosa. (…) de las que saben por qué y para
qué.
(sobre Invierta un Hijo)
Luis Benítez
Porque es honesta y circular. No es común, no por difícil sino por
estricta vigilancia, hallar Marcelas en la coherencia de la palabra y de las
manos, ante el riesgo que significa el mascarón de proa de los límites.
(sobre La
Pancarta )
Américo Álvarez
El elemento marino es una excusa para intensas retrospecciones. (…)
muestra una lírica fuerte y un lenguaje poético trabajado que toca los grandes
temas de siempre y de hoy.
(sobre Sangre de
Amarras)
Diario La Capital
El significado es un resplandor fugaz detrás de las experiencias de
vida (…) Constituye un buen ejemplo de cómo un libro es una máquina que
funciona más allá de la lectura del autor. (…) manifiesta la dimensión social
de la poesía (…) pero encierra otras capas, otros matices y otros sentidos
igualmente intensos: el grito que produce el dolor del mundo, pero también el
juego, la indagación de la subjetividad y el trabajo de la imagen.
(sobre La Pancarta )
Enrique Blanchard
6 comentarios:
marce, hermoso blog y muy linda la tapa del libro!!! prometo ir leyendo tu ébano...te acople a mi blog también, besos y exito con los talleres...
Un abrazo. Nos estamos viendo.
Felilcidades, por el libro
“Oh, hambre abstracto de las cosas,
celo impotente de los momentos,
orgía intelectual de sentir la vida…” F. Pessoa.
Ya leeremos con ganas.
Saludos.
Gracias por el Libro Marcelita te quiero muchisimo por como me hiciste sentir en el socorro Me senti la persona mas feliz del mundo con esos detalles tan especiales que tienes con migo un abrazo y una feliz navidad te quiero mucho Jimy el Mimo
Maravilloso trabajo!!! Blog-libro y demás yerbas!! Un orgullo conocerte, nunca sobran los elogios! Cariños.
Ebano-ebenus-ébenos-hebni-"ébano"...Diospyros ebenum...
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