miércoles, 14 de septiembre de 2011

SEGUNDA EDICIÓN DE: Invierta un Hijo

Antes de fin de mes Editorial Martín publicará la segunda Edición de mi libro: Les adelanto un fragmento

INVIERTA UN HIJO



Un ángel llora con un niño muerto entre los brazos

Sobre un pesebre de humo seca angustia

Garganta de Dios

Día de gritos mudos

en la campana hermética de corazones yertos

Los vientos entrelazan almas en rondas

suben

bajan

flotan alas

No hay victoriosos ni vencidos

Infierno

Cielo

Una misma cruz germinada en el Hongo del Dolor





Se han perdido los rumbos en vahídos

y un idiota

besa

vientre al suelo

los pétalos intactos de su sangre



Se confunden los olores

el sudor que aventuró heroísmo en las alturas de la noche

lágrimas como lentes aguzando los ojos

Y es certera la metralla

porque la eternidad se elevó en niños

de lodo y disparos



Yo no creo en fantasmas

pero disparo al centro

del alma

(por si acaso)



Sé que morirás

como se resiste a morir esta guerra

con una granada entre los dientes

recordando el campo de tu padre

como un equilibrista a la borda de las Parcas

ante enloquecidos ojos

en el océano de las tumbas



Y vas cayendo

muerte

a

muerte

cada noche en que una sombra de enigma

se abre entre las grietas de la selva

—¡Disparen! —fue la voz del sargento

Ya no hay duda cuando el miedo nos aprieta la garganta

...Un quejido leve

como el llanto de un niño que espera el pecho de su madre

—¡Son niños! ¡Diablos! ¡Eran niños!

Y corrimos



Los dejaba caer el ángel ojos pájaro

Y nuestros cuerpos

a través de todas las madres

hundieron palmo a puño en las heridas

Entonces

toda la música del universo

es un grito ahogado a los abismos No hace falta llorar



Estás solo

El hambre se desmembra frente a los escombros

abre sus vísceras como fauces gigantescas

devora hombres

El prejuicio es un sabor inexistente

cuando las costillas arden como sables en la espalda

Comimos esa noche

y se hincharon los estómagos

con los aullidos bailando desde adentro



Escapa la luna a su tibieza

se refracta en pómulos brillantes de betún y hueso

Suspira la noche en su mudez

Los latidos son pesadas botas de escuadrón

resbalando por el cuerpo



Más sordo que un timbal abigarrado de melancolía

tan ciego

como el bastón con el que guían sus miedos enredados

En cada jirón del uniforme

la maleza del hombre

y sus pedazos





No conocen el rostro del verdugo

pero existe un hacedor de verdugos

bajo el antifaz de la bandera

de ahí la lucha:

Ver entre las franjas del emblema su cárcel

y la otra

la de ellos

en victoria



Hoy lloramos



Soy yo

y

seré yo

bandera a colores entre rejas de horror

iEs buen negocio el negocio de la muerte!

Miles de ataúdes cubrir de gloria

Manto ultraje

Millones los billetes

Infinita

la mezquindad

Nos sentimos invierno

amparando nuestros huesos para la emboscada final

La escuadra herida de muerte

ante nosotros

Entre las filas

abre boquetes la distancia

Cada uno reliquia el medallón de un compañero

El que estalló en el refugio

El que emprendió la avanzada

El que alzó nuestro cansancio

Pesan sus cadenas al bolsillo

como espectros que profetizan en el miedo su miedo

Ese miedo que nos torna más sagaces



Una línea de fuego despeina los anhelos

—Algún error —gemía el novato con el esternón alzado en lápida

¡Debe haber algún error!

Borra el caos ese instante de infantil lucidez

Alucinación presentida

Conciencia inútil de buscar a cada paso

nuestro nombre

entre los otros sin pasos



Horror



iAún quedan espacios vacíos más allá del universo!

donde las estrellas se nos antojan siniestras

donde la ausencia de la luna es el mejor de los regazos



Nada más será

Sólo humedad de tierra

y un beso de sangre que destemple los cuchillos



jCubran con un manto la fosforescencia de los huesos!

Hay lujuria en el rictus de las calaveras que desfilan sin tráquea

Y como una cachetada

el sarcástico pincel de una mariposa

Un fracaso de gusto áspero

como cientos de lenguas

reptando solas

por las grietas de la tierra



Cintillos sin dueño recorren las falanges

Acá

en esta hoguera miserable de sulfuros

fardos negros de plástico amontonan húmeros

rótulas

clavículas

rompecabezas del Dante

—jY aún faltan piezas! —llora un niño

Escápulas

fémures

la foto de sus padres

Y reza el reglamento:

No embolsar caliente

—Es un dogma culinario —sentenció la mujer del general

No embolsar caliente

mientras las trincheras aún estén tibias por el latir de la sangre mientras el llanto sale las botas del amigo

mientras aún se huela el sudor cubriéndonos la espalda



Me asfixia esta guerra etiquetada de incoherencia

Infiltradas de perfume las hembras generales

De las rocas florece un arcoiris



Hoy al arribo siete rostros afeitados

novatos imbéciles de uniformes impecables

seducidos voluntarios para el frente

Frente ingenua

Y yo estoy al pie

mirándolos

lamiendo profético

sus heridas

arropando terrores

cansado de este nido de serpientes

del derrumbe astral de cada bomba

del aullido agonizante que transforma en caos

los susurros expirados

Quiero ver a la vida ahuyentarse de la muerte

No más envíos

La portezuela del avión se me antoja una llaga que sangra verde oliva

Y seguir

Seguir el vuelo de metrallas con los brazos anidando las cabezas Seguir el rumbo de aguas rojas y cuerpos entroncados

Seguir el miedo

Seguir el himno que pesa herrumbre en nuestros pasos

y ya no continuar



El delirio de una brizna con curvas de mujer trepa las sienes Municiones como senos al pecho la tersura del acero

La sangre

semen

escapando agotadas nuestras fuerzas

De palpar los huesos beso y rojo

Manos desvariadas

Azota una granada el ángel

Siento que algún error

descuelga el infinito

Es más allá del canto de la piedra

donde es blanca cuna el estómago de un muerto

anónimo el caos

ajeno

el pastar de las ovejas

Dolor de ser uno y sin porqué

en una nueva plantación de tinta sobre la foja de las bajas

Luto encabritado

Tronar cañones y silencio de emboscadas

Hay un precepto solitario en un puño que se cierra

porque ayer lo vi

ese rostro que viste de enemigo no es un rostro

ayer lo vi

casi humano

casi niño

desmesuradamente solo

enfermo

aterrado

soñando bastones de azúcar

(como yo)

como yo

bárbaro

asesino

bestial que corre

lanzado sin piedad a un mismo abrazo de fuego

que nos mate y nos acune

Sobrevivo más allá de los acordes bajos de una acústica vacía Sobrevivimos ellos y nosotros

mientras nos horadan los tímpanos los aullidos de la peste



Mortal arrebato arrebatando mortales

Una sinfonía somnolenta en el pentagrama del poniente

Blancas calaveras de silencio

jMaldigan al hombre!



Soy un gorjeo que agoniza en la marcha de los pájaros



Se agujan los cadáveres en el tapiz de la muerte

Penetra el humus la sangre

Allí

donde el pájaro enhebraba semillas

en los antes jardines

los antes huertos

los antes cielos

hay un reloj destrozado con los brazos apuntando al infinito

ese espacio esposado hermano de lo eterno

profano y paradójico

como los misiles

las gotas de lluvia

las plegarias



Se fuga el trozo de hierba en medio de un corazón ensangrentado



Miro a lo lejos

tan cerca abrirse

las mandíbulas desencajadas de la sonrisa de Mefisto

y otro ojo

abierto

redondo

y brillantemente inútil

rodar por la ladera

Soy la profecía viviente de una cruz sin nombre

La boca en trino de un pájaro de lodo

Como un bostezo hastiado de tanto esperar la muerte

daré la vida sin un porqué a las fauces de la tierra



Pronto

las palas cubrirán de polvo el polvo de los huesos



¿Quién burlará una lágrima en los ojos del juego?

Ayer un compañero desertó en la lucha

no a la guerra de mentiras y verdades

de laberintos y emboscadas

de colinas tomadas y bases destru1das

no a la guerra de dioses y banderas

de tropas y aeroplanos

de tierras de nadie y tierras del error



Era su guerra de rocíos tempranos y sudores nocturnos

de cantos de cigarra y oídos sordos

de llanto de niños



Él cubrió con el vientre una granada

los brazos extendidos en santa inmolación

—Debo cuidar la simiente —arrullaba abierta su garganta

al nido de las vísceras

—Regar las semillas —lloraba con el llanto

Y alumbrando una explosión

la espalda en un hueco de corolas

vistió de sangre los ocasos

Ayer un compañero escapó a las nubes

Yo no puedo irme de la muerte

De la mano me lleva moribundo

y me voy

en ella

hacia adentro

cargando restos de sal por el llanto de las olas

resplandeciendo en la última bengala que un grito lanzó al cielo

abrigando miembros helados en esa zambullida

más allá de los abismos

Y los navíos fueron

Me pierdo en mí mismo

en ese laberinto de congojas donde extravié la ajena

en el desafinado acorde de los gemidos de la derrota

en el silencio de los pasos sin dueño

en este rompecabezas

que no quiero componer con mi parte de pésame



¿Correr?

¿Hacia dónde?

Los féretros se apilan como torre de cubos en manos de malabarista

Es tanto el llanto como los corazones púrpura en camas de hospital

como la fiebre y el terror

como las confesiones de haber asesinado

en los oídos del presbítero

(Hay extrema unción en los extremos de su mano)

Huir

Abrir las alas

El fin de la guerra nos dejará cachorros

huérfanos en este nido con olor a cuartel y sudor de batalla

con sabor a miedos y betún resbalando por las sienes

con dolor de llagas nuevas

y viejas caras esfumando la memoria

Pero amamos ese olor sabor dolor

lo reconocemos

a ciegas

como un niño recién parido al pecho de su madre

La guerra nos alimenta con su calostro

y nos inmuniza





A mi costado la humedad de la tierra tiembla



hay mil ojos en los ojos de la noche

en los ojos de la jungla

en los ojos del aire

Y ya no hay ojos



Un arco de horizonte se ha tragado los gritos

y truena

en rodada estampida

el frío rodar por las muñecas



Metrallan los dientes el beso de metrallas

el aire está cargado de siluetas

los espectros acarician con viento los cabellos



A mi costado la humedad de la tierra tiembla

y el sol enceguece espejismos de mujer



Es el alba

con un sol creciente que hará renacer el hedor de la carne

Pateo la furia de la fruta en el despunte

Ahora

que su madurez me recuerda el sexo de las moscas

iquitame

oh Dios apócrifo

esta hambruna de cuerpos calcinados por el mediodía!

La angustia pende boca abajo en el pendular del campanario

Cada vez más cerca de nuestras soledades alas cartilaginosas como un delta de lava

florecen en ramilletes de terror

De nuestras manos crispadas

escapan de las sienes

como escapaba al sol nuestro secreto de cuerpos desnudos

bajo el pudor de la paja

como el llanto en luto de la boca del hombre

como el gorjeo de una alondra ante la muerte de una estrella



La angustia pende boca abajo sus alas

hasta rozarnos



Por eso grita



Grita hasta que no haya oídos sin voltear a tus espaldas

Grita hasta el cielo y grita hasta las grietas

Grita insultos lágrimas sangre

nombres de nadie nombres poderosos

en nombre del pecado y en nombre de la guerra

en nombre del mar que muere

en nombre del hombre que ríe

por el nombre de Dios

por nombre diablo

al nombre del llanto y de la cruz sin nombre



Grita



Grita hasta detener la rotación del universo





Más allá de la noche del alma

La tierra aprisiona soldados bajo lápidas en línea

En el horizonte germinan dagas con empuñaduras en cruz

Y caerá la última bomba como lágrima de Dios

para vomitar del suelo a sus espectros

(Las mujeres se persignan)



Yo tengo una esquirla en la memoria

y alucino a mi madre pariendo

pariendo

pariendo

Genocidio de mi sangre en el vino espeso de la hiel

pariendo

hasta emborracharme de amargura

pariendo

una y otra vez

fetos con rostro de enemigo

Hoy vi un anciano de ojos grises buscando a tientas el lugar de su ciudad

Nada sabe de guerras que cambian geografías

Nada sabe

(y bendice su ceguera)

Sólo trastos y abismos a sus pies



Una grieta desploma el desayuno hacia la úlcera ardiente del centro de la Tierra

quemando vivos los bostezos matinales

Desnudas las bocas de leche tibia

blasfeman sed tapiadas de escombros

y no conciben el olor a boca de mujer vomitando inmundicias

a ríos plenos de pájaros en llamas



Busco en la memoria algún atisbo que dibuje en su luto la masacre ese tapiz bordado de huesos en labios sin voz

Arena y miel la boca que se infecta con los gritos huecos de un páramo silente

¿Acaso la fiebre aterrada de la primera desnudez?

Intersticios de almas cuelan las costillas arrasadas

como un cráter enorme abandonado por la tierra

Sarcástica ternura

Beso de fuego

Pero hay otra boca

helada de llamas que funde el iris del sol



La nombro muerte



He enterrado esta desesperación incesante de volver sin mí

harto de gorriones anidando calaveras

de este crimen de paz herido el seno

sin vida

de este banquete de cuervos hastiados de carroña

perdido entre los gritos de esta guerra

La voracidad del hombre traga niños con balas en el pecho

y sólo he enterrado esta desesperación incesante de volver sin mí



Son punzantes los ojos alumbrando hiel tras las hogueras

Las entrañas de una aldea vomitan coágulos de horror

vomitan medallas los pechos generales

vomita un enjambre de tumbas la tierra

vomito

yo



Un sudario de sangre jala las máscaras de esta comedia absurda

Con inocencia de aleteos febriles copula una libélula

Gritan que tienen alas las escápulas de un muerto

El morir es siempre virgen

Frágil doncella vejada del horror

No sé por qué seguir la huella

La guerra hace hombres así

con el gesto ridículo y humano de hacerle una tumba al enemigo

Hay algo de inmoral en este infierno

vestigios de lujuria amurallados en la crueldad

"Hazme gozar Señor de la impúdica desnudez de un cuerpo

sin sangre"

Y encascados

los niños aprendieron a gozarlo



Gesta cadáveres el ombligo del monte

cuando el escabro es una cintura leve que duerme en el bolsillo

Pero yo seré en los labios de tu sexo el anticipo de la muerte

Como cuchillas los labios parirán maldiciones

llamará a exilios demenciales la nostalgia

al primer capullo en los manzanos

al ternero que chupa de las tetas de su madre



De cartón son los puntales de la blasfemia

¿Debo recordar que estoy hablando de la guerra que un circo macabro tiende su carpa de humo que las naciones aplauden

que el hongo crece cobijando espectros

que estúpida flamea la victoria?



Tal vez alguno evoque la alegoría de un rasguño



Debo recordar que estoy hablando de la guerra



Soy mi resto desnudo de mí

un espectro que vaga en ripio de falanges

como manos náufragas abrasadas por la sed

La acequia emerge infecta de serpientes

jactándose de sus llagas

llorando lágrimas de orín hacia el abismo



Yo sólo puedo cruzar crespones como látigos

Y soy harto falaz en esta mímica



De mi cuello cuelga un proyectil

la bala con que maté mi primer hombre

cuando corrí a cazarlo

hundiendo

árticas mis manos

en sus vísceras calientes

Como un tatuaje rígido llevo esos ojos estaqueados en el alma



Un proyectil cuelga de mi cuello

Horca ineficaz

Los ojos siguen quemando al sol que quema

El aire ha mutado en un bostezo

Me encuentro en el oráculo de una efigie tramada en luto

Un tanque ha comenzado a roer la fronda

como a un jardín

las motas de sangre la fornican

Bajo los párpados la memoria destrenza sus aguas

y lenguas de dulzura anidan mis nudos

Terror de estar

vivo y huésped

en cadalso de este lazo con alma de mujer

Hoy el cuervo acelera los retornos



Soy gemelo a mí mismo en otra muerte

un salto al infinito vacío de Sus ojos



La guerra zurce prolija nuestras llagas

ante un sol verdugo afiebrado de sentencias

Sólo la noche

hembra madre del destierro

nos devuelve al seno del cansancio

Estoy desfigurado de mi ser

trizado idólatra en cuchillas de sangre

Fangosa mi alma los codos las rodillas

En llanto carcomida

mi niñez



—Y será entonces rechinar de dientes –repetía mi madre apocalíptica— Será entonces

Sin saber que hoy

(Nada más)



Yo

espejo en los ojos de aquellas madres que recibían a sus muertos

vi bajar en guirnaldas de los trenes cuerpos enhebrados

Bajé



Era setiembre en casa de mi padre

Ya no asustaba a las vecinas que en los ataúdes sembraran crisantemos

y subí al holocausto como un animal sediento a su propio abrevadero

Era setiembre en casa de mi padre

Las mujeres cargaron sus semillas

Enmarañado

el cabello de una mujer acaricia la maleza

con los ojos abiertos en un abanico estático hacia el horizonte

sus palmas hundidas feroces en el cuerpo de un niño

completamente desnuda de piel y llanto

Del delirio

belleza en fuga

Ciega de Dios

con una mueca en beso cayendo de los labios



La guerra es un aletear tristísimo de lluvias



Recuerden

yo he enterrado esa desesperación incesante de volver sin mí

Es la noche petrificada de la acecho

la burla del incesto con los hijos de la patria

debo seguir

trotando trampas de trincheras

Seguir hacia la nada

lamiendo miedo

y seguir

seguir

Seguir de ojos

de labios

de terrores

Seguir de angustias

de entierros

de aporías

Pero ya no continuar



Yo sabía del aroma de azahar en los naranjos

espinas y eternidad

Estoy en cópula con las llaves del infierno

Mirame

Ya he muerto

estoy abrevando de mi propia sangre entre la hierba

y he visto el rostro de Dios llorando sangre

Dame Señor un poco de tus náuseas

un poco de tu llanto

o tu vergüenza

porque ya no adolezco

Estoy seco de horror

Los astros saben de mi burla hacia lo eterno

Soy un pájaro lleno de silencios

perdido clarividente en noche de mil años

con la lengua blasfemando vértigos

El tiempo cauteriza el hedor de la carne

Cabellera poblada de hostias el vuelo de las aves

Ardiendo

los ángeles han huido



Pero no temas

No es morir presentir la muerte

Horca destronada

Vértigo y migración de ojos

Humíllala con el rocío de tu frente



Huiré por fin de ser esquivo

de la maleza acerada del espanto

Se desmembran los hombres al otro lado de las playas

Mortajas errantes

hastiadas hostias

eco torrente confinado al dolor solo



Hay una bestia en mí

insaciable de coágulos y exilios

una urgencia agazapada

Una cópula aburrida con los signos

Esta trinchera no parirá mi redención

Ajeno de inocencia he tatuado fetos en vientres de mujer

Encumbrada violación que anchas manos rasguñan insensatas



No existe bálsamo donde dar fuga a los despojos

Confines herrumbrados del pánico

Telón de escupitajos hacia el rostro de Dios

En la boca del lirio

es irrepetible

cada respirar

La tierra

mestiza sobreviviente entre botas y sangre

maga descalza en arrebatos de rocío

sostiene un soliloquio eterno con la ignominia de la cruz



y yo

Hermana Tierra

un sitiar desesperado a las lindes de mi cuerpo primitivo



El ángel lloraba su amargura serena

No sé si pueda recordar



¿Acaso soy yo

ese que camina cubierto de gloria y láudano

mezquino lujurioso de emboscadas?



Lamo el sabor inútil de los manzanos de la niñez

los cuentos al pecho de mi padre que olía a quietud

Y duele ausencias

destemplo ausencias

muy cerca de estos abortos infiltrados de medallas

Si terminara esta guerra adónde ir huérfano de lucha?

Parda profecía revienta

Estalla en secretos laberintos el pájaro de lodo

En las gargantas la furia palpitante de un corazón de hierro

Y hoy

que me arden los párpados en los ojos de Juan

en los míos

en los de todos los soldados muertos

me emborracho del llanto de los vivos

donde una redecilla se sueña

se eleva con aroma a azahar

y un jugo verde

pastoso

cuela las grietas

horada tumbas

cala mi asco

el asco de las damas de caridad que toman el té

y se instala ahí

justo delante y un poco más abajo de la inserción de la lengua

El asco decía

y los azahares

No sé cómo poemar azahar y muerte

Punzo mi grito como la cigarra su canto atrincherado

—¿Te acordás mamá?

El esqueleto me llevaba en brazos

riendo suelta su suelta mandíbula.

enorme riendo

devoradora

(y yo despertaba en llanto dentro de su boca)



La memoria puede expandir los tiempos hasta deformarlos

No sé por qué he venido

Ni siquiera soy poeta



El oficio de testigo siempre me produjo horror

Por eso sumo mi música al gemir de las esquirlas en el vientre Avanzo desnudo

con el odio como herramienta

con la visión de la muerte como coraza

(Eso dijeron)

¡Si yo sólo siento piedad!

¿Desnudo?



Tengo el abrigo de mi escuadra

De su presencia me embriago

El recuerdo sabe a vino caliente

mano caricia

a esa madre que arropa las hilachas

que aún conservamos de niñez

En un fogón que agoniza brasas traemos historias

Hay ojos pardos y sonrisas blancas

Hay llantos de niño y caricaturas del espanto

Hay puños cerrados y bocas

¡tan abiertas!



Estoy desposado con la guerra

¡Con esta guerra!

Por eso la comprendo

y permanezco en mi amada como en un capullo de aguas en sueño



Ella me ha preñado de infinito



Tal vez deba callar







MARCELA PREDIERI