martes, 18 de diciembre de 2007

ÉBANO (libro completo)

Éste es mi nuevo poemario, el libro que jamás pensé publicar, que nunca quise escribir. Pero muchas veces la literatura nos pone otras almas, otras bocas en la mano, y en ellas somos aunque duela, aunque avergüence, aunque sea regocijo esta pena de besarnos en la boca con la vida o con la muerte... Ustedes dirán





Ébano
 Marcela Predieri
Otros libros de la autora

Sangre de Amarras, ed Nuevo Milenio, 1989
Invierta un Hijo, Ed. Nuevo Milenio, 1991
La Pancarta, Ed Martín, 2000
Los Andamiajes del miedo, Ed Martín, 2002



Marcela Predieri: (Mar del Plata).
Fue directora de la revista
de Arte y cultura “La Avispa 
(2000 -2014)
y fundadora de“DELAPALABRA” 
Grupo De Estudio y Creación Literaria 
que reunió autores marplatenses de 1991 a 2020

http://mpredieri.blogspot.com


Diseño de Tapa: Gustavo Fogel
fogelgustavo@hotmail.com

   
Permitida la reproducción -ya sea electrónica, radial, televisiva, mecánica, fotocopiado, grabado, xerografiado o cualquier otro medio- siempre que se cite el nombre del autor y la fuente. (Es más: se agradece)


Una Palabra Pre/Eliminar

La decisión de Marcela de no incluir prólogo alguno en su nuevo libro me llevó, como amigo, a preguntarme por qué. Decidí entonces hacerle esta pequeña entrevista -en un principio a destinada a “La Avispa” -revista de Arte y Cultura que dirige desde el año 2000-  pero , una vez realizada, me gustó tanto que le rogué que la incluyera a manera de introducción. He aquí algunas de sus respuestas:

Marce, ¿éstas son palabras pre eliminar o post eliminar?
Es un libro post eliminar ya que de casi trescientos poemas –me causa gracia porque había jurado no volver a escribir- solo me quedé con lo esencial. Por eso no tiene un núcleo temático sino varias secciones que han sido tramadas hasta conseguir la unidad que quería para que conformara un poemario. Y también lo siento un libro pre eliminar porque intuyo que aún estoy a tiempo de tirar todo esto a la basura.

No creo que tanta sensibilidad puesta al servicio de la palabra deba ser arrojada a la basura… ¿Por qué considerás eso?
Es que este libro es un asco. El libro que jamás pensé publicar, que nunca quise escribir. Pero muchas veces la literatura nos pone otras almas, otras bocas en la mano, y en ellas somos, aunque duela, aunque avergüence, aunque sea regocijo esta pena de besarnos en la boca con la vida o con la muerte. ¿Por qué una va a ser mejor que la otra? ¿Por qué este libro va a serlo?

Hace cinco años que no publicabas a pesar de tener material para hacerlo ¿qué razones te llevaron a editarlo ahora?
Estaba creciendo demasiado, ya dolía; así que fue necesario extirparlo, como a un cáncer. Es curioso: cada mañana al despertar leo un cartelito que pegué hace años en el espejo de mi cuarto; dice “Yo no tengo ningún problema”; tal vez sea para creérmelo o para darme cuenta de una buena vez de que es cierto. No sé, lo dudo. Dudo. Por eso escribo poemas y no reflexiones metafísicas. La poesía es eso: “arder de preguntas”, por eso me decidí. Digo en un poema: “No voy a escribir / Voy a leer / a leerme y darme lástima” ¿No es terrible? Se puede leer un libro pero no se puede leer a una persona salvo que esté desnuda. ¿Desnuda un libro? Claro que sí, pero no al autor sino a los lectores que al fin al cabo son los protagonistas de lo escrito.

Entonces este libro desnuda mujeres… Porque es un libro que ronda la problemática femenina.
No sé si es un libro sobre las mujeres, creo que es apenas un poemario sobre mi mujer. Un libro que da miedo porque está escrito por una mujer a quien le cuesta reconocerse. ¿Sabés, Ale? Todavía me veo subida a los árboles de la casa de mis abuelas, con las rodillas sucias de tanto jugar a la pelota o en la vereda lavando el auto de papá… y siento más que nostalgia. De lo que estoy segura es que no es un libro para mujeres. Muchas se horrorizarían al verse descubiertas. Ya me pasó con Dadora, un extraño poema de Los Andamiajes del Miedo, que en un fragmento dice: Mujer fatiga y goce / purísima y barata / Mujer que sólo una mujer despedazada / que se reencuentra en todas ellas madre / un mendrugo de sí misma.
Te lo voy a confesar: definitivamente es un libro para hombres, pero no para que nos conozcan y entiendan; como dice el dicho: para que nos amen.

Sin embargo sé que la primera versión llevaba en la contratapa “Hombres abstenerse”…
Es la mejor manera de atraerlos, o ¿no?

A mí, por lo menos. Por favor, hablemos del motivo que me llevó a hacer esta entrevista. ¿Por qué no lleva prólogo? Para muchos hubiera sido un honor.
Vos me conocés, Ale. Siempre preferí un café con amigos a cualquier pomposa cena por compromiso.

Ahora en serio, Marcela ¿Por qué Ébano?
Es una madera dura, casi negra; tan pesada que no flota en el agua; muy resistente al choque. Los ebanistas la aman. Y estos son, sin duda, los poemas más oscuros que he escrito en la vida. Yo misma soy dura, me hundo tal vez con demasiada frecuencia, me encanta ir al choque de frente y mi poesía es, por cierto, nada clara. Pero así como el ébano tiene una veta alba, de rara belleza, realmente de luz, espero que este libro también la tenga.

Una última pregunta: ¿A quién dedicás este libro?
A la que no soy, porque como escribió Kundera en La Insoportable Levedad del Ser: “mis personajes son mis propias posibilidades que no se realizaron”

Yo agregaría que tus personajes también son la posibilidad de realizarse para muchos lectores. A veces, al leer alguno de tus poemas, siento que han sido escritos con desgarro pero también con mucha fiereza, como si nacieran desde lo profundo del útero. Te deseo toda la suerte con este libro, que a partir de ahora es nuestro.
A ustedes. Yo no voy a leerlo; a esta altura ya me tiene harta. Tal vez me dedique a escribir. ¿Otra vez sopa?

Alejandro Gómez
Mar del Plata
Noviembre 2007

  
afasia

nadie me verá de espaldas

Huérfana de cautela o ceremonias
voy hacia el génesis

No hay razón para maniatar al grito
atrincherar la verdad tras una mueca
 ser escrupuloso títere del hambre
o un selecto imbécil del silencio

Por eso me rebelo
trasmuto con terquedad de hormiga
todo antiguo anonimato

La mano del juego comanda los destinos
y me invita a no irme al mazo

Hay cuatro barajas sin jugar
una es la muerte


imposibilidad

Puedo llagar mis brazos
lamer la humedad del sur
crispar mis senos al rocío
o recostarme sobre el polvo

Puedo abrir las ventanas
        al grito encadenado de la corteza
y todavía no sangrar pájaro

Flecha en el carcaj
nonata
          en la palabra primigenia


habré de acomodarme a mis muchas soledades

Me asola esta inicial
el moho que aparea mi tristeza
                         a los domingos

Me zurzo las manos
en vano intento de escribirte

Igual a otra vieja estación
  las páginas en blanco
       los rieles por andar
           el tibio lenguaje de los ojos
quizás encallen
junto a los alfileres de la culpa
                               o el pasado

Quizás pueda tu retorno

Quizás coagule esta ciudad
en la bahía

identidad

Es una palabra de sexo femenino
       cotidiana
                 simple como una taza
o la lluvia sobre las violetas de mi patio

Un sustantivo en fuga
          lo sé
                  pero no lo hallo

Cierro los ojos

                   Tal vez me encuentre

el sigilo del fuego

Cercada por meridianos de silencio
miro aquel insecto que me ignora
que no sabe del peso de la muerte

Me consumo
                él levanta vuelo

Tal vez haya algún error en los oráculos
o en mi página infecunda

en la brevedad de una copa

Aquel índice reconoce la cintura y el anverso
Duele soledad
tiembla ventana de la lluvia

La noche esfuma vapores de alcohol
El oleaje de la armónica
         se eleva caricia y musgo

Más allá
             la lentitud del espacio
un escapulario demasiado viejo para este hoy
tal vez demasiado pájaro
o demasiado tiempo
sea vislumbre aguja quizás queja

Tras un vientre encorsetado de palomas
esconde sus ojos traviata la cordura

¡Arqueen las sogas debajo de mis dientes!

que el viento no sepa
       que el viento me guíe
                  que el viento no pueda

esclavo a los andenes

En los ojos de la tierra
       gris se espeja el cielo gris

los celajes intentan trizas de altura
y callosas
          las manos del muelle
reverberan la tarde al gemido de un tren

No hay ojos para la memoria de este cuerpo
que apuñala viento en su garganta

Escribo mi equipaje con soberbia de jacintos
         en un suburbio ajeno a los perros y la noche

condición poética

La palabra esclava
pone sus pies
bajo el espejo de la memoria

Profano las escaleras
que lamen el muro del reino:
mi nombre
del pan hermano y del culto

un perfil en el rincón
que se suicida

hay dos frutas pudriéndose en el plato

De acuerdo:
     no es imagen para empezar ningún poema
pero me miran desde su luz temprana
me provocan con su olor dulce
los rostros ajados
sus lunares

En ellas las simientes

Tal vez las arroje al baldío de la esquina
tal vez algún pájaro

En cambio en mí
                 el silencio no geminará

poesía


Una elección

un paso en falso

y esa eterna disposición a la tristeza


por qué el silencio me hace piel

Sueño que no ensueño
Me ofusco
                 no alucino
transfiguro
Transfiero los prejuicios

Intento una novela que rebele
que revele la rebelión que hay en el engaño

No finjo
     Me aparezco apareada la espera
al afán de nuestro empeño

Y da tanto gusto darnos ánimo
aplaudirnos el esfuerzo
               Pero no hay certeza
en un trapecio semejante

Convencete:
            desde otra perspectiva
-la del ingenuo claro-
 todo es cuento
             también dogma y nomeolvides

tal vez no estemos listos

¿Y si no fuera el miedo
         ni el gato negro de ningún ojo amarillo?
¿Si no fuera el temblor de los trapecios
         ni la garganta seca de tu voz?

Si no fuera nada de eso
sino uña encarnada a la noche
        pánico de ángeles imposibles
soles de hielo ante el aliento alucinado del mediodía

Es preciso desnudar los ojos

Lo sé
        No es nuestra vocación a la pena
                                              o a los pájaros en luto
Es reconocernos huérfanos
ajenos a la conformidad de las tumbas cotidianas

Por eso avanzamos
     desgarbados de muros
      rompe nieblas
                capaces de cualquier hoy

No a ciegas

porque puede ser
          que no seamos nosotros para el miedo

No sé
        digo yo
                    sólo tal vez

demasiado

Habré de tomar el fuego con los dientes
y toda lengua que no conduzca
                        hasta el hartazgo del averno

Herida y mínima
                          como el miedo
no haré demandas

El dolor nos infecta
Es la estirpe
            y me recuerda el tiempo en que yo también
 fui mordida por primera vez

El lago tembló entonces
             el trigo ya no florecería pan
aun retoza vejado de llanto
            y muere de muerte natural
                    -tan naturalmente bella-


Hoy
        al ver tu imagen en el quiebre de los espejos
porque con cualquier espejo
                                    pueden labrarse las cuchillas
sabré correr
                y cortar las sogas de esa cruz
que hace brillar la culpa de no poderte
                                                  de no poderme

Por eso
         cuando los pies vuelvan a sangrar para siempre
y de verdad sobre los filos del poema
        nos condenaremos como náufragos
contra y a favor de los muchos lobos que somos
                           de los muchos corderos

No puede ser de otra manera
y aun así
          es casi nada
                       como nada 

Ningún remedio puede pintarnos los ojos
                            que seguirán siendo huérfanos
como nosotros de nosotros
         los malditos los mediocres
imbéciles de la palabra
         que corrompemos con lunas los grises
y sólo nos sacia ese silencio capaz de masturbarnos

Ya no existen pecados
Podemos ser nunca más una apariencia
                desvestirnos de las máscaras
                                      o dejar de luchar     

Te convoco a la ronda negra
             porque no puedo dejar de rondarte
                                  de rondarme

Yo lo he aprendido hace tiempo
aunque no sea fácil hacerse
        contra la sonrisa vencida de las calles

Ya nada de berrear que de la poesía no hay regreso
       siempre será vodka y miseria lo que urdas

No te vayas
               No te asustes

También puede ser que lo que narres
          sea otro cuento
                           mucho menos peligroso

de revoluciones

Cuatro vidas
trece féretros enfrentan la ausencia de las hojas
El ángel de la muerte golpea con su aroma a noche
lleva su carro o su cruz en sueños de suicidas

Como un campanario inútil al desierto
               se empeña en atraer mi cuerpo de mujer
Me pregunto si andan descalzos los demonios
                     si mi boca no perece ya de tanto invierno

Hay un juego que no alcanzo a descifrar
un pueblo entre líneas
            junto a cruces que surcan los eneros
pero el padre ha olvidado las plegarias

Es imposible bautizar otro río
                         con las ruinas de la costumbre

No hay pantano que cubra la memoria

La cobardía pesa
¿o es tu luto en mi garganta?

hay que ensuciarse los ojos
Es parte del entierro
estos brazos que por colgar pesan tanto
Gustavo Tisocco
 Hay que ensuciarse los ojos
y ver sus cuellos que se arquean
a besar la muerte

Hay que mirarlos
como árboles amarrados a sus huérfanos
entre el polvo y las barajas

A ellos
        de hembra alguna
que tienen precio de orgía
       y abrasan en el agua
                las huellas del deseo que saben mutilar
que sólo conocen la lengua de su espejo

A ellos que no pueden evitar
ser soga de mendiga colgada a sus monedas
pan en la boca de un tigre
nudillos al borde de no importa qué
                                                   plegaria manoseada

Hay que saber desnudarles el pellejo
sepultar sus rodillas
masticarlos como a hostias
desgastarlos como a un centavo ciego
y dejarlos por fin inmóviles de tiempo
para ver lo que esconde la sepultura de sus cejas

para descubrir que lloran como cualquier mortal
y que como a cualquier mortal
                      la madre los traiciona

Y serán tan bellos cuando lloren
cuando los veamos morder
                               con oficio de Dios
ese miedo de pájaro a subirse a los ojos de los gatos
mientras yo los araño

punto final

La ciudad ha parido sobrevivientes
tras el contorno de la náusea
pero no quiere recordar

Dicen que agita impaciencia
pero esquiva ataúdes
           con la parsimonia de un discurso
que de tan viejo
ni siquiera es culpa u olor a pasado

Sólo los muertos habitan la pena y la memoria

No te equivoques
Es otro rito
        el que quiere desraizar de entre sus piernas:
tanta vieja rezando calesitas
     en medio de la plaza

convoco a la conjura de los tigres

El miedo desborda cicatrices
que tiñen de violeta la piel y el humo

Te veo muerto en un hoyo sin memoria
Hay vino entre las grietas
en tus pies de andamios desmayados

Como si no hubiera nacido antes de ahora
un ahora que no es que no es posible
no soy yo
pero no me asusta no encontrarme

El tiempo se detiene
alza sus agujas
y mi vientre lapidado en el ayer
es parca y entrega

Arquera de gorriones derribo la tarde

Un abrazo de Möebius repite la historia

mundo light

Voy a escribir yacaré
estropajo ajo
tropa tridente

Voy a vomitar membrillo
                       agujas negras
                       tierra que trepida
morder cactus contra la ceguera

No más tapiada mi boca de ceniza
seré revolución

Hembra mordida
              gritapalabraputa


ábaco de blasfemias


me decido a hablar

No pude ser jamás espejo de otra cara

Había en la mesa cuatro panes entonces
y era todo reír guijarros
                    o turrones con bocas desdentadas
bebíamos del frío y de la lluvia
mi madre lloraba apocalíptica la muerte de los trenes
y no era poco mirarnos
        o aprender de las caricias del trigo
                          sobre las frentes afiebradas

Las procesiones del Corpus
             vestían sus pabilos de júbilo
y el altar nos llamaba al regocijo de ser fieles

No estabas
          -no voy a hablar de pormenores-
La sombra hechizaba la maleza
y daba lo mismo ser piedad o furia

Pero aquella sombra de los cálices
         no seríamos jamás
                      después
como nunca antes

Por eso ahora
que hace ciénagas que el viento
         no puede desbebernos de la sangre
que hace cuatro imágenes
         que el Cristo ha dejado de llorarnos
que hace tanto que mi lengua
         no se pegotea a tu amor de hombre pasajero

apaguemos los cirios y que el luto del sagrario
                                                       se cubra de esperma
que hable
          que ningún perfil
    se arrobe de monedas que no serán pagadas

Seamos Judas otra vez
No hay redención posible

Hartas de bondad las manos de los párrocos
hartos de llorar mis rodillas sin peso
          comulgan con mis ojos a cuestas

Qué mejor ultraje
         que cubrirme de tierra
y no resucitar 
para que Dios se quede con las ganas


 … del mal
                  Amén

Una vez dijiste
perdona nuestros pecados
pero el precio es el olvido

Olvidar el dolor del fuego que nos guillotinó los ojos
             el desorden de la sábanas
 y aquel sol alcahuete
                      que jugó de a tres con nuestros cuerpos

Dejar de lado
     que alguna vez fuimos un coro de hienas y de sangre
Olvidar cuánto reímos

Así se perdona dijiste
con tres Ave María y cinco Padre Nuestro

(pero Magdalena está llorando
                 frente a un dios que se masturba)

nueva alianza

Porque ese dios
           aburrido de su soledad eterna
nos jugó la mala pasada
        de tomar un cincel
                  y labrarnos para la muerte

Porque no llevaba rostro impar
                       su amor hermafrodita
Porque estaba solo

el hombre creó a Dios
                  a su imagen y semejanza

y dios cayó
    
Hoy las viejas se persignan
                      mientras María avanza
preñada y feliz
                 hacia otra gesta 

duerme mi boca al revés de la lluvia

Ciega del oficio de increpar a Dios
       pongo mis manos dóciles sobre todas las cabezas
y me hinco ante Su Nombre

Mi alma se hace tarde
pero no soy yo
                    herida
sino sus uñas las que tienen el nombre de mi grupa

Es que veo en la Custodia el azote de sus ojos
Es Él quien se encumbra
           -tan niño que da pena-
con su cáliz vencido ante mi embriaguez

Por eso mi arrogancia se reclina
pujo otra plegaria
-tal vez un pésame
            que no llega a consumarse-


Hoy
          es el bautismo de la culpa
Mi madre está pariéndome
pero no creo que haya agua
         que me devuelva a la inocencia

Sobre ella cabalgo
        como en un eterno domingo
                                 sin fiesta de guardar

Dios se persigna

Dios se persigna
Su ser impar vaga
   con una copa de ron entre las manos

En su lágrima hay una cicatriz de piedra
Cuando la veo retiro mi mano
                  como si ella pudiera avanzarme
o montarme a su lomo detrás de los relojes

Pero Dios juega a los dados en mesas de billar
   está exhausto
           y su vejez es noche en nuestros muertos

Quién dijo que es todo poderoso

Cobarde
              Él podría
                         (y lo sabe)
pero no consigue llorar

por eso aúlla en la noche eterna de su nombre
Su desgarro de soga
       y las perpendiculares de la cruz
                le recuerdan a la madre que no tuvo

Un Dios huérfano
       Cómo no acunarlo

Vení Dios
papá cuenta cuentos a la luz de la Custodia
        y mamá sabe una canción que te hará dormir

Vení Dios
             tengo un lugar dentro de mi mano
                       para vos y tu cansancio
                    
(pobrecito)

treinta monedas

En aquel tiempo
mientras hombre y larvas
      se daban de la mano
vi al sol apagarse
      sobre los ojos del día

Fue cuando Judas
    vistió su sobretodo negro
bajó al Hombre de la Cruz
              y
   una
                         a
            una
hizo llover las espinas
      que lo gozaban coronado

El revés de sus párpados
había sido lápida de Dios
    demasiado tiempo

Entonces fue inútil la horca
            y el gallo cantó
por última vez

concebir

Amanece una hostia embebida en culpa
una lágrima
                      yo/ellas
todavía con los ojos cerrados
           nos acurrucamos en una letanía

En el barrio de baldosas ocres
                    resuena la bofetada del invierno
Frente a las rejas se zambullen los zaguanes
  que se enredan a los rosarios gastados de las vírgenes

Ya no es posible dilatar el tiempo
                                    entre ajuares de jacintos
Ellas/yo
           morimos de a poco
como los jazmines frente a la tía muerta

Las llaves del sagrario
                                    se recuestan al cobijo de la tarde
-tal vez sea hora de arrancarnos de sus ojos-

Que la luz de la custodia se haga cómplice
y deje de sangrarme entre sus piernas
                                                      cada mes

me enseña las alturas

La vieja baja la escalera de los párpados.
La extingue su mantilla de santidad y pésame.

Rojo mujer entre las piernas
ha sido su ofrenda de cáliz al peso de las faltas

El cisma de dos cirios sobre brazos en cruz
envuelve de sándalo la letanía de la siesta

Afuera llueve a cántaros

A horca y sábanas
le sabe la quijada de aquel mendigo
que la excita
oculto
entre delantales con olor a vainilla

Incapaz de huir
exorciza de púrpura al deseo

los monjes visten cántaros de tiempo

Más allá del pecado
nada conmueve su decoro

Tras las máscaras hipan cuentas
entre horas que punzan la tarde

Un parto de palomas
desclava del rosario
otra virgen
para sus dedos en plegaria


la castidad del lago

Los pilotes agujan el agua
alzan su ojo
contra el cielo que ajusticia relojes

Sienten al insecto hundirse hasta la savia
y hacer legaña de tiempo
al musgo enhebrado a sus pies

pero la violación
           es herida breve
                       preñada de belleza

Dios
         voyeur al viento
blande juncos
acaricia sus espaldas
y besa la nuca de la tarde
       como excelso monje
                al muelle desposado

absoluto

No hace falta resurrección entre los huesos
Apenas sí quebrar el llanto de las piedras

Y se trata
               a veces
                    -pero no es posible-
de ser Cristo
           con las manos desclavadas

inmaculada

Hoy la agonía escapa hacia el revés de la infancia
hacia manos que rebasan perfiles
          esa explosión del agua
                                tras las ventanas de la risa

Hoy que ha aprendido a mirarse en los espejos
                                           y a no avergonzarse
un perro lame la vereda de su vientre

Aquel pájaro está muriendo
y no siente piedad sino de mí

Una magnolia
               compite con la blancura de la luna
no se ruboriza de ser abierta y goce

Es de mañana
          
 Va en calma
                 a besar a Dios en los labios

catálogo de imperfecciones

magdalenas

Las sábanas sucias
la resaca
el olor a sexo entre los dientes

El veneno solo
                          aguardando
el gato que comparte la cocina
los aparejos
la semana por reconstruir

Ningún crucifijo en el vía crucis
ningún presagio

Sin falta ni culpa
los viernes duermen siesta las señoras


es presa de inviernos
“alguien está de pie
/ y se recuesta a nuestro lado”
L. Escobar

No duerme
     la desviste debajo de sus ojos
Ella no sabe
pero sospecha manos en la curva exacta de sus muslos
Aprieta los ojos
y es tan blanca la desnudez del grito
                  que los lobos se asustan de la luna

En su cuarto de afiches y penumbra
la boca del acantilado se trepa a la mentira
Es fuego una brizna
            y corona de fugas su cabeza

Es tarde
los dos se obligan a deshacerse de los tactos
                              a cubrirse del eclipse
y dormir el estilete de la luna sobre los cueros

Ya no hay temor
        se saben muertos y de prisa
pero no pueden llorar
    ni siquiera a pesar de sus manos mansas

La carne puede a veces herir
                     como un puñado de tierra en el ojo
sin una sílaba

No hay lugar que los aloje después del pasado
no hay redención posible

Las vecinas intuyen el instante:
las rodillas fieles
         la presa boca abajo
                la ausencia de la cruz
el canto de Pedro
            y tres gallos que se quedan dormidos

cinco

Hay que demorar el deseo
que las hortensias muestren su lujuria
mientras el caracol hermafrodita
orgasma entre sílabas
su soledad de sombra

Hay que partir
luchar contra los párpados
apagar los besos
emborracharse de humedad

La mañana rebasa el luto de los pájaros

Esta sed de ser otro
quiebra las piernas de la tarde

resistencia

Ante un espejo de luz
ajena al llanto de llorar a gritos
frente a tu puerta blanqueada de mortajas
destajo las palabras para verte

Soy sin fin ahora
y sin emblema
                deseo terco

Lo sabemos

Mi cuerpo
         junco al viento de la piel
desvirga la sed y la fecunda


un telón para el presagio

Seamos cuerpo
boca
         así
                de tormenta que deambula

pertrecho de escenarios
humedad virgen caracol
          una mancha entre las sábanas
y otra vez oscura
quizás avenida o un cómodo sofá
              donde dormir las muecas

Por favor no me contestes

En mi vientre no hay lugar
                para esas cosas

enroque

El pájaro repta sobre el estómago del sol
como una aguja de agua

Un resquicio enorme se hace mueca

Las veredas enlazan párpados

Ofrezco mis latidos
al espinel de tu boca

Pasemos de los guantes
al dolor del tacto

Es un gesto inútil
que guardo en el espejo

una licencia

El perro es solo un perro si lo miro de costado
pero no lo miro

Siento su lengua curvándose levemente
lisonjeando el aire
bebiéndolo
             despacio
                      entre mis manos

Entrecierro los ojos
lo acaricio

Tiene el hocico mojado y oscuro
         como el pezón       
                    de una esclava que me bebe

tandem

No he de quererlo
                          pero es inevitable
como la sombra esclava a los tobillos

No estoy segura de mis brazos
ni es lugar de la razón la boca contra el pecho

pero no encuentro otra manera de quedarme
                si no es bajo tu asombro
                     que me envuelve de lámparas y miedo

Ya no estamos juntos
                    pero igual amanece
a pesar de nosotros
                  los bostezos y dos tazas vacías de café

Habrá que demorarse en el tacto imperceptible
quebrarle las piernas a las horas
    para que no ocupen el lugar de nuestros cuerpos

“Porque hay dos historias”
una nos demora y otra nos arranca
               de la feroz realidad de baldosas
Ser dos rutinas que se besan
        sin encontrarse jamás
                  sin haber sido nunca

Por eso barro lágrimas de los rincones del cansancio
Sé que hay una capaz de ir hasta tu nombre
                                                           con una estocada

Pero el cielo está sangre de mis miedos
aguachea
                  sabe de mí
segura a una milla de la dársena más oscura del puerto
precisa como una luz de banda
      desgarrada en su mitad
                a espaldas de su nombre marinero

Recorramos entonces los bares de muelle
bebamos vodka y miseria
Podemos renguear y seguir vivos
        ante el temblor de cicatrices jamás besadas
mientras el monólogo del sueño se encabrita desnudo
               entre los muslos de la noche

Por eso aguardo
-la espera marcha hacia el costado tibio de los relojes-
             paciente
                  -aunque la desnudez del viento nos reclame-
      a que haga un dosel con todos mis reparos

     y los derribe por fin
        como a cualquier invierno



mínimo

Entre mortajas de viento
la lluvia lame el vientre de las vírgenes

Detiene el sol la encomienda de los dioses

Sobre tu piel barcaza

dibujo labios para la geografía de mis ruegos



borde de fuga

 


mansa marea

Amarrada al miedo se repliega
Su piel revolucionaria
que apagaba las órdenes de las mareas
        boca arriba
                 cobija despojos de mares retirados

Su pulso está muerto
pero aun escribe un tajo en el cuerpo de la dunas
               mutila los senos de la madrugada

Ya no grita el vejamen de la pesca
Llora anclajes

Incapaz en las batientes de parición alguna    
es agonía del reflujo

Sobre la arena
              su lengua de naufragios   
se sienta a beber franca 
                      con otros muertos

la vida es un bumerang de tiempo

Entre espuma de barrancos esposados a la restinga
arqueo un grito que descalza las cornisas

Se desbarranca la piel
                 y es el suelo tan tibio
que no cuesta cobijase entre sus muslos de invierno

Dos hileras de patos salvajemente negros
 se hacen beso contra la oscuridad vejada por la luna

En la ceja del horizonte
la belleza de la muerte se sonroja
y es cicatriz púrpura tu rezo

Hay cansancio ahora en mis ojos
                  Mi oración está vacía

Escupo a la intemperie

¿Habrá que morir mojado
pedirle al alma que deje de latir
secarse al sol como una res
o el alma de una india muerta
                       para ser la vida que me viva?

El viento se me escapa
                 hacia un sol que hace garra
de tus ojos y mis manos

faltan los barcos

Es necesario invadir sus secretos
las horas de agua que se trepan
   fértiles de anclas y de arena hasta el nido de la noche
las bocas de esos hombres que ofrecen la pleamar
         y se abrazan a los puertos

Sin rastros
             se pierden los nombres de las mujeres del bar
como las estelas tras la rompiente irremediable
y sus bocas de rouge
                 arrancadas con el revés de las manos
                                                        o la memoria

Porque ellas saben guardar entre billetes su saliva
bautizan con champagne la pieza que debe de mañana
                                       mantener las ventanas abiertas
mientras se dejan inspeccionar por el sol
y cuadrillas de viento descarnan de los techos
                                                     el jadeo de los clientes

No hay en ellas rencor ni caricias
Tras haber deshabitado la noche
                                          beben café despacio
cepillan sus dientes y los cabellos enmarañados
porque la pena no es pena mientras entre sus muslos
                      esté caliente aun el recuerdo de la paga

Tal vez alguna novata llore
Aprenderá
          -dice la mujer con arrugas en las sienes-
el segundo o el cuarto ya no importan
y la besará en la boca
                   como una madre

Al costado de la cortina
                       la rubia joven se depila una pierna
se arranca uno a uno los marineros de esa tarde   
y es tan bello verla apareada al sol
          con sus ojos de sueño de mediodía
aunque cargue olor a vino
un mal recuerdo que dormirá hasta que el sol
                              caiga exhausto detrás del horizonte
Entonces arqueará las cejas y recortará sus labios
será otra vez yegua ensillada
un portaligas rojo o un corsette para su alma
quizá dulzura de mentira y de duraznos
como de duraznos los ojos
                    y el latir de su cuello ebrio de sábanas

En ella me encuentro
                             hoy a solas
para beber su soledad

Está calzando anillos en los dedos de los pies
Yo me visto de luto
                                Acaso por el miedo

nada de agua sobre las sienes


El oficio de poeta es escribir
pero yo voy a leer
a leerme y darme lástima

He vuelto

Tal vez beba hasta que la figura de tu cuerpo
se astille en el vano de la puerta
                                         agresiva y tierna
como las pestañas de una vaca parturienta

te escupo otra vez como a un mal sueño

Qué mentira es llorar a solas
cuando las esquinas son apenas un quiebre de tango
      pantorrilla apagada media de red
porque en red caigo entre tu lengua y mi saliva

Cuerpo a cuerpo
 me deshago de las escaleras que me trenzan a tu horca
Cuerpo a cuerpo
             ajena a las horas por vivir
                       a contra cara de un mazo virgen
de espaldas a esa copa que dilapida santuarios
disimulo otra sonrisa
                      mueca en el recodo de tu frente

Me resisto a tu oscuridad
y es un mugido lento
           ese beso que no llega nunca

un ejercicio sin jugar
               a contramuro del ocaso   

  
setenta veces siete
“mi corazón repleto de modales
que no puede quererte”
Alejandro Schmidt
 En una cornisa
                      
                         mi beso

incapaz de saltar hasta tu nombre

abrazo a destiempo

No hay ayer
            todo se sucede
como la muerte
          o la vida que nos ciega

Nuestros dedos desenhebran relojes
pero algo sigue en pie
                                 inevitable
      No es la tormenta

Por eso damos paso a las uvas
       para que el exilio del presente nos ampute los ojos

El miedo sólo puede ser barranca al miedo

Quien pueda
                       que grite el nombre de la lástima
que el silencio abra sus piernas
y en plena muerte
               la tarde nos vista de luto

Ya no hay abajo detrás de nosotros
No hay media vida

Que no triangule la noche
            con la escoria de mi cuerpo

la humedad de las cornisas

No hubo un instante para las manos
apenas un rumor de peldaños indecisos
         en el oficio que encontramos

Era el nombre de la soledad que jamás renunciaríamos
una función criminal a nuestro alcance
el deseo de pasarle la lengua a los filos
y movernos lentos entre la sombra y la inocencia

No era difícil dilatarnos hacia el declive de la noche
ser palomas extendidas entre sus muñecas muertas
pegar la espalda contra los muros del deseo
y no desear
         o desear demasiado
como una forma violenta de la quietud o el equilibrio

Por eso hoy
que he besado los perfiles de la lluvia
saco mi saber de los armarios

Voy a contrabandear con la muerte
                                         mis pecados
y no cobraré más
                     que un retazo de memoria

XIV

Mirá vos
nos estamos muriendo de esperar

Y creemos ser los mismos
con las manos afónicas
y el alma/alba
         en un puño de callar siempre

Hagamos un pacto de puñales

Los salmos aguardan
                     
                            Y mis racimos

          y tus ángeles


vamos a besarnos de papel

a roernos las palabras
las encías
que la sangre de las líneas fluya
que nos emborrache
que seamos una sola sábana
o versopiel
más allá del poema o la lujuria

Vamos con boca a lengua ajena
a desbesarnos
a arrancarnos los corpiños
        lo más temible
               lo mejor de cada uno


no me quiero bañar

El agua me arranca de tu cuerpo / no tan suave /
ni tan lento como tu lengua arrasando mis costillas//
Me viola los espacios prendidos a tus ojos ///
Una voz de tango resuena atrás de los relámpagos
que lamen la barranca // El agua me lame //
Tus manos se derriten en mis senos /
Las acompaño con espuma hasta las rodillas quebradas /
que ayer / fueron súbditos
de un tirano que latigó saliva y perros //
Todo es negro / como el orgasmo en el que caigo sin querer // 
Y sin patena caigo / hostia de tus manos //
Pero no hay milagro / La espuma y tu cuerpo
se van por la rejilla // Resbala tu mirada de mi boca /
tu lengua interminable de mi ombligo / tus dedos de mi piel muerta de frío ahora / muerta de miedo /
pura sed de roca y tigre // y la sábana se hace tundra //

El agua me está huyendo / se envuelve en grito /
aquieta mi cabello erizado de palabras ///
Bebo un sorbo que termina de enmudecer tu sabor
a vino y sed / musgo y espejo //
Vuelvo a ser rata / aunque seas vos
el que repta por las cañerías y se hace túnel río mar /
cada vez más rápido / cada vez más lejos / cada vez más viento y más pasado //
Mientras / yo / me seco lentamente /
y busco a ver si ha quedado algo de tu color /
tal vez en las axilas / entre los dedos de los pies //
Me miro en el espejo // Estoy tan blanca de vos ///

Es el día uno de la espera /
es el día uno de la sed y los trapecios //
Habrá que gestar equilibrios / pernoctar pájaro //
Me recorro con miedo de agujas el escote / el cuello //
Nada //
Me barro la boca de tu boca /
las sienes de toda fotografía sepia
que no conduzca hasta esos ojos /
donde el agua no penetra /
y vos / me seguís besando

***
   
En vos duerme mi herida


                                         Y tus ojos me señalan


la elegía del cobarde

Amatista contra fuego ciega giralunas
Danza el gato sobre el escote negro de aquel crucifijo
Bajo las mantas en cuclillas  
                     otro cántaro intenta desbebernos
y tras el péndulo de aquella catedral
                    no soy sino siendo como fui
de espinas inacabadas y fuego entre los dientes
         -falacia de viento es este axioma-
 En voladizo duerme el pecado
        pero no hay pecado que no sepa nuestros nombres

Por eso
             cóncava de ayer
voy a inundar de escarcha y vodka las represas
Es hora de sangrías y de ecos

La piedra babea contra el musgo adormecido
      es fuego hasta eclipse
                            matriz en giba
peso terco o beso que no acaba
        demasiado yugo harto de caricias
apenas un poco

Porque no se trata de besar el cuello del poeta
     un Rimbaud negro de mareas y desiertos
                     infiel a la noche y de ella esclavo
      hielo en fuga o selva de maíz
      vértigo de tejas y todo
                                     palabra que se astilla
un grito en la sábana herida de silencio

Por eso circunvalo su soledad
El junco apenas moja sus pies
                                  en otra muerte prematura

No creo en diccionarios
          que intenten explicar de la palabra sus vestidos
Ya no a medias
                  no a pico despertar si así se vive
                                                         entre vino y zócalos

Abandonemos los escudos a partir del agua
Basta ya de esa boca
    que habita noches inmersas en cartílagos de azúcar
de tantas mentiras en las manos
         mientras intentás derribar las puertas al miedo
                                         con flechas amputadas

El guerrero ha abierto su armadura
Los ojos se oxidan
           si a orilla del barranco la inocencia se desploma
y en ella caeré para siempre sin designio de semilla

Es así:
            a pura escarcha se levantan los conjuros
un aquelarre de entrepiernas
                    bajo el grito de la soledad más sola
esa que compartimos con silencio de campanas en luto
con la culpa entre los dientes
con la sangre que se retira de tan roja
                                        
                                ¡y haber sido apenas pájaro!

Por eso te lo regalo
envuelto en escorpiones para que lo cargues vos
                                                               sobre tu espalda
te lo vomito como a una indigestión de caviar
                                                     en la boca del hambre
te lo entrego
                   libre
                       sin mella o latigazo al tiempo de la huída
te lo abraso al sol
            para blanquear su noche de vírgenes y tablas

Puedo darme ese lujo
                                  Dame tu mano
mi corazón es éste
                             y mi secreto:
“el báculo de la lámpara se inclina a la penumbra”

Es que él me juega con las mismas armas
como una rana o un gusano de fronteras
espina arista o miel de ébano
               hacia la profundidad que habita salamandras

Hay sarcasmo de piedras en los nudillos que se acaban
algo de tu perfil que repta sobre mi tablero de alfiles
caballo a dama este juego donde la muerte se avecina

Dientes de chacales
                               besan su lengua porfiada de adioses
enredada a la horca para no morir
                                              cuando de morir se trata

Es de noche
Abracemos la bufanda del frío
desvistamos de badajos los campanarios
    y dejemos a los búfalos beber la sangre de los tigres

porque dos hormigas hartas ya de tumbas
                salen a beber la madrugada
mientras un sol enorme trepa los muslos de la selva
y confluye en velo de mujer alimentada a viento

Yo
        cargo miedo de montañas ante un dios dormido
Cerremos la noche
               feliz de muerte al regocijo desnudo
No hará falta luna ni amanecer
porque breve
           como el ala negra de un número sobre la cábala
así las pestañas y el temor de la hoja virgen
Imprecisa
como habernos besado después de hora
       y no permitirnos
                 ni el recuerdo de los márgenes

Así lo pronuncio
          con la violencia del silencio
Así me ofusco

y por qué no morderlo fruta o piedra
a mansalva
hacerme llaga de limón
          un pubis de sangre verde
                       capaz de ahorcar las piernas de la tarde

Así morimos
             de pura belleza jamás besada
porque no hay ternura en el deseo

El sol pasa de largo
            la noche esquiva

y ella no duerme
                 caerá
                           en fuga irremediable
como la muerte de una orquídea
     sobre su cuello virgen

de la alegoría

Si quedáramos fuera de esta moral
                                   descalabrada por un beso
recorrerían tus esclavos la costa de mis vértebras
y caeríamos
                   de a poco
como en un desfile de piezas de ajedrez
               que morirán en tablas

Sería indecente el grito del cuervo sobre Palas
Lentas y llanas nuestras manos
          podrían deletrear el borde de una lágrima
pero no seríamos capaces de enfrentarnos

Ahora
        que los muertos reclaman su bocas desdentadas
las lápidas son fetiches
                  a las que podemos aferrarnos sin reparo

No vaciles
                    no me hagas luz

Mi mirada está manca

y este juego de jugarnos a ciegas
           como dos gallos
ya no reconoce nuestras manos


tres razones


Hablar de muerte
de nucas al olvido

Hablar de muerte
de tifones
de piedras al estanque

Hablar de muerte

y no nombrarte

cuarto

A veces me dejo abrazar por la sombra
lloro cementerios
           y arranco de cuajo
los cinco crisantemos que te crecen en la frente

A veces
         te perforo los tímpanos
con tanto silencio
que el mundo todo
          cae por su ojo

A veces
        dejo las ventanas abiertas

pero siempre cuando es tarde

tras la puerta


Un hombre
mi otra mujer oscura de distancias

aquellos labios ajenos

y por qué no
obscena
la vida por vivir

Ésa
la que nos da miedo



con los pies en la tierra


complicidad

Es el fuego
a quien no deja de mirar
y es oscuro
          como el vientre de un jabalí    
                              
No hay límites afuera

El nido aun borda sus ojos
pero la madre arroja al instinto
                 de las alas de la costumbre

Las nubes están ciegas
           y despliegan su castidad

capear al sol

Siempre es grito caminar por las aristas
               herida el contrapeso de esa burla
que intenta borrar su rostro
                   de las palabras que escribe

Huele a moho
a rutina de manteles blancos
la burla
               o ella
que sabe tender su piel en una soga
y poco a poco
       perder en la oración
                    la herida de sus piernas

Pero no hay olvido
si el hedor a hembra es madre
si la cría aun está tibia
                  entre los dientes de otra fiera

Todavía lactan sus pechos
todavía es ella
                    antes de la parición o el llanto

Por eso roe el infinito
se inocula de pasado
perdura

No morirá
      ni vivirá la voz que la costumbre calla

Sólo sombra sin cuerpo
            toda deseo en su cubil
con la insistencia de una flor
                        en su sarcófago de agua


ella ya no me habita

Cuando sus ojos
          -tobogán a los infiernos-
escaparon de su espalda cansada de congojas
quiso morir para nacer de nuevo
                      al sueño de ese verano aun por acontecer

No sabía ella de caer ni puentes
tampoco del fuego
             capaz de ahogar miradas o veredas
Por eso no cupo en su cárcel
la culpa de besar dedos de acróbata

Por eso
-marioneta apocalíptica en la tibieza de sus hombros-
ahogó los hilos
             que quisieron habitar sus escaleras de pájaros

Burda en su infancia
ahogó sus manos abiertas al sol y a la caricia

Ella
        que había sido risa de roldanas y de siestas
que era inmensa                         
                            ya no pudo
aquella noche de cordura y sábanas inmaculadas
                       dejarse conducir hasta su boca

En un báculo bendijeron su tristeza
y de tan puro
        aquel grito enmudeció badajos

No lloró
                 (había muerto tanto tiempo antes)


en el celo de la tarde

La mujer estatua
           arquea sus senos
                       a favor de la hierba

Mientras los miro abrir sus bocas al deseo
             y no saciarlo
-cómplices del simulacro-
los esposos no hablan de otra cosa

que los niños
         los impuestos
                     que tu madre
que la plaza cubierta de musgo

hamacas y lujuria

Mirá tu lengua de azúcar
mis ojos café

Un desayuno es más que un beso parco
o de pan y manteca disfrazar el deseo

Demasiada cordura almidona las manos
Impenetrable   
la saciedad busca soborno

pero hay tanto miedo a enfrentarnos
tanto de no querer crecer
y decidirlo

Veo a la sombra invadir la pena
que lloran los balcones

Un cáliz demasiado virgen para rozarnos
orgasma nuestra muerte entre sus dedos

sauce hacia el oriente

Ese árbol
nublado de hijos y de viento
acalla caminos de calandrias en la penumbra

Temeroso de bandadas
amputa la soberbia del ocaso

Es yerro en el horizonte del equilibrio
extendido almanaque
donde el nido de la noche tiembla

Ese árbol de seis brazos se sostiene
a pesar de mí
que no voy a echar frutos

No sea cosa que sembrando celajes
sea gestado mi séptimo hueso
y el tiempo se haga carne
por qué no verbo y redención

Aquel sauce repite orillas
y me da tanta pena verme así
con cuerpo de hoja


entre almohadas de lino

Cuando aparece la lluvia de antes
                           ese ser que fui
cuando una gota era éxtasis
                      y encontrarnos de nuevo
cuando el acantilado no era borde
sino un dios partido
                 y en cuatro patas
clamando libertad para sus huesos

Cuando descubrí en esa hoguera
                                       y no otra
el tiempo del espasmo y nomeolvides
no era yo
            inconclusa de tu mirada
más que otra forma estéril
         aun sin mí
                  sin vos para pensarnos

Y fue entonces cuando robamos el cáliz
                                 para gritar por fin
que nos hallábamos forasteros en la muerte
para ser dioses
               y también para ser hombres
     desnudos
                 completamente libres

Pero no fuimos capaces

Hoy
     un ataúd que nos queda a la medida
es báculo y balanza

Por eso llueve con los ojos vendados 
             y volvemos al principio
demasiado dispuestos ya
                           a la costumbre


***

Hay un silencio que me habita
         parido a la intemperie de las hojas
un grito como dentellada de perro
                 en la arista de la noche        

Hoy
        no puedo con mi cuerpo
me ajusticia

El pan es un sol
    que se acurruca en mi garganta
       para vendar al grito que el agua
                                   no puede lamer

La música se jacta de un rostro
     que es mío    
             y ya no reconozco

Ajena de las horas y las palmas
             alzo mi cuerpo primitivo
a través de todos los milenios

La voz de la congoja
        deleita a los chacales con mi muerte


morder la arena

Pesa el pecado
consume las manos
     que se hacen lentas al abrazo y la caricia

Aun así seguimos seduciendo a la costumbre
y a puro golpe
     nos arrancamos la pereza de la piel

No hay otra sed ni otro epitafio
         que pueda esperarnos detrás de los andenes

Ninguna fuga de mí misma
                está tallada con tu nombre

celos de cielo

Tu amor se va por las alturas
besa pájaros de sol
Te me vas
con dos arrugas al borde de esos ojos
                que han dejado de mirarme

Me quedo mordiendo alacranes
                     de satén negro herida

Como el acantilado te peligro
te raspo las rodillas apenas de pasado
me infecto de sonrisas
       
No me creés
                      no te creo
y lloramos

Lloremos entonces
pero hagamos el amor
            con los pies en la tierra


punto de no retorno bajo el agua

El agua estira sus formas
                     hacia la tristeza de la tarde

Voy a mentirte

y decir que la boca de la asfixia   

                   ya no es tu nombre

que puedo sola de dolerme tanto


Bajo las acacias descubro que no hubo tiempo
y el que disfrazamos quedó mustio

Encuentro tu cadera 

             en abanico hacia mi ombligo

pero en él no estoy

            ni estaré jamás

 

No es otra muerte
                     ni es la misma

sólo que en ésta
            los relojes nos desnudaron sin habernos visto

Ebrios de arena y de poesía
        hamacamos espolones contra el cielo

Ya no importa si testigos
si vas a encontrarme en una página
o salir de mis brazos

No hay dictados
                  ni emblemas

Encontrarnos
            y sabemos muertos
por dejar a un costado
                       el aliento de la savia


ayer de cuentos

Puentes a tu boca
boca ráfaga
                 innata de ternura
Un beso ahorcado del equilibrio
           bajo el árbol del desierto

Esa tarde
mis ojos inmensos
          ante el amarillo de tu cansancio
juntaron silencio de dedales y pimienta

Por eso pinto tus manos roncas
                           detrás de un delantal
por eso no puedo trasnocharte
ni arrastrar tus pies hasta mi almohada

para no morir

El cielo agrisado de la memoria
resume una y otra vez
                       el mismo juego

Ajena a tu reloj
que se bandea hacia el ayer
abrocho el pasado a la costumbre

Hay aroma a pochoclo y soledad
y me gusta tenerte así:
            desde la inmovilidad de la foto
ser cintura
            temblor
darte paso entre mis dedos

Cierro el simulacro de tu piel
 la mía entre las copas
          para volver a tu resurrección
en cada plegaria

me amortajo al tiempo de quererte

Tu piel de pronto fue pasado
como los días en que la luna bañada de pimienta
extirpaba a la noche sus senos tibios

Ya no hubo risa capaz de despertar
esas viejas espaldas de calesita inconmovible

Te beso con maña de anillo
como si nada
       entre la sal   tu vientre y la cocina

La última palabra transita un lugar de confesión
No hay ataúd que no se quiebre

y Dios
            que se ríe de nosotros


rutina
                                                                 “ella clava los gestos”
                                                                         M. Sampaolessi

Los puños se clavan a las sábanas
la boca mordida
su queja apenas diente

Él sabe amarla
                      muda
ella no sabe

Enciende la luz frente al espejo
Para salvarse
           se pinta los ojos
masturba su imagen
se abre toda rouge y sangre
                en una sola mueca

Ellos se aman así
en silencio de noche
         a pura lágrima

contra la pared en fuga

No acaricia otra noche que sus ojos

no escapa
         ni de ella ni el instante

Renace
llora puñaladas
            no obedece luna alguna

Se recorre sola
penitente

Enciende eternidad
  su ombligo descalzo de mujer

ojos rimmel

Su vientre espina pájaros
bajo los brazos de la lluvia

Él recorre su aridez
la envuelve hasta hacerla trapo
paloma y tanto beso

Ella llora entre faroles
pero obedece
           se somete a su antojo

pubis esclavo
bajo su lengua de bronce

adicta a su herida

la noche avanza
con su tatuaje de ébano en los ojos

para que despierte
para no morir
sacude
            de la sábana al sol
sus puños de acíbar

de las rejas

La mañana no quiere alzarse del bostezo

Persiste la resaca del amor
     -una cuchilla que dibujó fronteras entre los muslos-

Llueve un agujero en el alma de Dios

La quiere niña
              virgen otra vez para sostenerle los ojos

para que la abrigue de su eternidad
          del cansancio de seguir a tientas
                                                         buscándola

cuestión de perspectivas

De costado a saberte
tus ojos de piedras y melaza
de frente la memoria
                que apedrea el pecado

de atrás
de perfil a tu sombra

de cara a la noche
       como si desde abajo
           pudiésemos empezar de nuevo

el abc de la sangre

Titila la esfinge
 en una mueca inútil

Como navaja a punto de herir la arena
los cuerpos se derriten
                entre saliva y pentagramas

Se desgarran los dientes en cortinas de lluvia

Ya no hay veredas que recorrer

El instinto hace huella en el silencio

Descabezado el sexo
                 esculpe noches para nadie

sin crimen el cielo

Hoy embargaron al sol

Desnuda de su boca
ruge interminable mi espalda alfiletera
          
Por eso
         ante sus ojos de perfil
                     anudo la venganza
y ciega de relámpagos
        emigro de mi sombra

Hay una bendición que tal vez me habilite
       -su piel está sucia-
                                     Beso sus ángulos

me sobrepongo
                   y a destajo
                                comienzo a llover

noche de viernes

Las manos del escriba enmudecen
El presente apesta
                                 rancio

Se hacen cuerpo las mareas en las crines de la noche
Desbocadas
                     se abren las lenguas del vino

Soledad pide a gritos a gritos ser anclada
                                     al coliseo de nuevos ojos pardos

Gime Jim entre dientes
Ya no puede la lluvia trepar los peldaños a su espalda

Estalla en las pestañas el dolor de los duraznos

Los cinco tambores de su ombligo
          no se apagarán hasta ser uno
                              sobre la arena del silencio

 los vampiros mueren de tanta eternidad

Entre avenidas y dictados
su cuerpo extranjero
 transita a habitar el día

No hay enjambre posible
capaz de ser arteria y miel
detrás de las columnas

Hacia el exilio solo de las manos
se abren -vírgenes de noche-
las ortigas
 y es tanta la crueldad
 que la palabra se hace repudio hasta su boca

El tiempo de la lentitud no atreve a pronunciarse

(quizás de pura muerte)

Quizás por si algún pétalo
germina marioneta de la sangre

del agua y de la sombra


Partida y deshecha
                      mi mitad más cuerda
alimento ese perfil que dejó de habitarme

Quiero ir hacia los ojos y la infancia

Llena de mí
ya no dejaré escapar a la que soy
 
abrazo de agua sobre el vidrio


Después de infinitas tardes
el ayer entró

Vos y yo
antes de ser
como siempre
fuimos

el himen intacto




CONTRATAPA



Es fundamentalmente fiel a su voz. (…) la dimensión erótica intenta exorcizar el pecado original en la dimensión que el miedo, expresado por el yo, encierra.
(sobre Los Andamiajes del Miedo)
Luis María Sobrón

Una presencia poética femenina diferente de las que yo conocía, una mujer poeta rotunda, totalmente mujer, asumida plenamente como tal y valiente a la hora de mostrar su visión del mundo y no la visión establecida.
(sobre Los Andamiajes del Miedo)
Pedro Leguizamón

El poema se construye paso a paso con una seguridad rítmica y vivencial que obliga a una lectura voraz. Pocos libros logran eso hoy en día. (…) yo no dudaría en dar a leerlo en las escuelas, si es que alguna vez queremos de verdad que algo suceda. Debemos reconocer con Predieri una poeta absoluta.
(sobre Invierta un Hijo)
Rodolfo Álvarez

Predieri es una poeta laboriosa. (…) de las que saben por qué y para qué.
(sobre Invierta un Hijo)
Luis Benítez

Porque es honesta y circular. No es común, no por difícil sino por estricta vigilancia, hallar Marcelas en la coherencia de la palabra y de las manos, ante el riesgo que significa el mascarón de proa de los límites.
(sobre La Pancarta)
Américo Álvarez

  
El elemento marino es una excusa para intensas retrospecciones. (…) muestra una lírica fuerte y un lenguaje poético trabajado que toca los grandes temas de siempre y de hoy.
(sobre Sangre de Amarras)
Diario La Capital

El significado es un resplandor fugaz detrás de las experiencias de vida (…) Constituye un buen ejemplo de cómo un libro es una máquina que funciona más allá de la lectura del autor. (…) manifiesta la dimensión social de la poesía (…) pero encierra otras capas, otros matices y otros sentidos igualmente intensos: el grito que produce el dolor del mundo, pero también el juego, la indagación de la subjetividad y el trabajo de la imagen.
(sobre La Pancarta)
Enrique Blanchard